Pasé la vida entre vampiros y ángeles,
libando con paciencia los unos mi energía,
los otros trasvolando mis días más sentidos.
Todos los trances de luz fueron suyos:
al ángel los del cuerpo, los del alma al vampiro.
Al sol como en la sombra estuve ciego
y en el tránsito hacia el cenit, perdido.
Confundí las alas blancas con las capas negras.
Gusté, besando al ángel, los labios del vampiro.
Siempre acudí a la cita con lo eterno.
Cada vez que llamó, me encontraba.
Unas veces hermoso y otras veces oscuro,
el timbre de su voz me subyugaba,
la miel de su sonrisa me encendía,
y bailábamos juntos, el ángel o el vampiro
y yo que nunca supe muy bien con quién bailaba.
libando con paciencia los unos mi energía,
los otros trasvolando mis días más sentidos.
Todos los trances de luz fueron suyos:
al ángel los del cuerpo, los del alma al vampiro.
Al sol como en la sombra estuve ciego
y en el tránsito hacia el cenit, perdido.
Confundí las alas blancas con las capas negras.
Gusté, besando al ángel, los labios del vampiro.
Siempre acudí a la cita con lo eterno.
Cada vez que llamó, me encontraba.
Unas veces hermoso y otras veces oscuro,
el timbre de su voz me subyugaba,
la miel de su sonrisa me encendía,
y bailábamos juntos, el ángel o el vampiro
y yo que nunca supe muy bien con quién bailaba.
Leopoldo Alas
.
Un hermoso poema. Entre el ángel y el vampiro lo importante es disfrutar el momento,...
ResponderEliminarExcelente
Un abrazo
Con mis
Saludos fraternos de siempre..
Saraaaa....genial. Es uno de los poemas con los que más me he identificado nunca y eso que intento no hacerlo.
ResponderEliminarTe importa si lo copio en mi blog. Con confianza, ehhhhh. Que entiendo que me digas que no.
Besitos y de nuevo gracias.
Adolfo, me ha parecido un poema hermoso. Todos somos un poco ángel y un poco vampiro, no?
ResponderEliminarBesicos.
Anatxu, pues claro q lo puedes poner en tu blog o donde quieras. Me alegro de q también te guste.
ResponderEliminarUn besico, nena.
Magnífico maestro de las letras y fantástico poema, un acierto.
ResponderEliminarun beso
Gracias por poner este poema. Me encanta! Lo voy a guardar. Es el Leopoldo Alas que escribió La Regenta y vivió en Oviedo?
ResponderEliminarBesos
Frabisa, es q estoy un poco contagiada de lo tétrico de las fechas q vienen... jeje. No, en serio, me parece un poema muy bonito.
ResponderEliminarUn besico.
Marina, muy bien esos conocimientos de literatura española!!!! Pero no, no es el mismo autor. Tu te refieres a Leopoldo Alas "Clarín", q escribió "La Regenta" y falleció en 1901. Leopoldo Alas "Clarín" es tío-bisabuelo de este otro Leopoldo Alas (Mínguez), cuyo poema de ángeles y vampiros tanto nos gusta. Este poeta estupendo falleció en 2008, siendo aún muy joven.
ResponderEliminarUn besico.
Versos que dan con la clave de la existencia, buenísimo!!
ResponderEliminarAy, sí, al final uno no sabe con quién baila. Ni siquiera si está bailando o es una sacudida del cuerpo.
ResponderEliminarUn beso.
Al acordarme de los vampiros, me dió un respìngo el cuerpo, y recordé como los detesto, y los que mas, a los de dos `piernas...
ResponderEliminarBesitos y salud
Pues sí, Carmen. Entre ángeles y vampiros estamos, y a veces cuesta distinguirlos.
ResponderEliminarUn besico.
Fusa, todo es tan oscuro a veces... y no es lo peor la confusión, sino q no queremos salir de ella.
ResponderEliminarBesicos.
Genín, a mi siempre me dieron mucho repelús, aún sabiendo q son criaturas de ficción. Los de dos piernas sí q existen, demasiados.
ResponderEliminarUn beso.
Yo de ángeles no entiendo y de vampieros, tampoco, así que yo tampoco veo la diferencia entre bailar con una cara o con las otra, o con unas alas o con otras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alfaro, no te creas, yo entiendo lo justo. Pero es suficiente para distinguirlos. Casi siempre.
ResponderEliminarUn besico.