miércoles, 30 de septiembre de 2009

Te explico la diferencia


Puedo pasar la vida
contando los exactos lunares de tu vientre,
siguiendo en el espejo tu mirada, ahuyentando
tus fantasmas; si quieres, siéndome un poco tú.
Puedo pasar la vida.
Pero vivir, amor, es mucho más que eso;
es crecer y dormir y envejecer contigo,
reñir y bromear, y no vernos a veces,
o vernos como extraños alguna madrugada.
Es la recia costumbre que de pronto fulgura
con una hermosa lumbre de pasión y demencia.


De "Alcoba del agua"

Josefa Parra


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lunes, 28 de septiembre de 2009

Para vosotros


"...gracias por haber venido

a abrigarme el corazón..."


(Joaquín Sabina)




Cuando he vuelto del hospital y he tenido ganicas de encender este chisme, vuestros comentarios, vuestras palabras, me han producido un calorcillo muy agradable en el alma.

La operación salió bien. El pedrolo era tan grande q no cabía por el orificio y tuvieron q abrir más , de ahí q tenga la barriga como un mapamundi. Por lo demás, bastante debilucha e inútil aún, dándole al Nolotil de vez en cuando, pero todo dentro de la normailidad.

Agradezco muchísimo todo lo q me habéis dicho: cada palabra de ánimo, cada abrazo, cada tironcillo de orejas (jo, ya sé q he sido cobarde) y cada una de las bromas (por cierto, el médico ES MUY GUAPO). De verdad q me siento muy afortunada por tener un grupo así de gente maravillosa tan cerca, de este curioso modo q es el ciberblog.

Por eso, estas flores hoy son para vosotros. Porq hay muchos modos de sanar, y la palabra es uno de los mejores. Gracias, desde el corazón.


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jueves, 24 de septiembre de 2009

Tengo miedo


Mañana entraré en el quirófano para q me quiten la vesícula biliar, ya q tengo una piedra de tamaño considerable q me ha empezado a dar problemas. Sé q es una operación rutinaria, con laparoscopia, q no debe revestir ningún problema. Sé q es mayor el riesgo de dejarla ahí q el de pasar por el quirófano, todo eso lo sé. Pero llevo unos días nerviosa, intranquila. Esta mañana, en la oficina, me he puesto físicamente enferma y he llegado fatal a casa. No podía comer, tenía una opresión en el pecho y un enorme dolor de tripa. He llamado al médico y se lo he contado; le he dicho q me daba vergüenza ser ahora, a estas alturas, tan cobarde... Me ha respondido "no es q seas cobarde, es q una operación siempre asusta y es normal lo q sientes. Tienes en casa algún tranquilizante? Tómate ahora uno, q llevas en pie desde las cuatro de la mañana con ese miedo en la cabeza y no has descansado; si lo necesitas, otro antes de acostarte... tranquila, todo irá bien".

Entiendo a los drogadictos. Tengo el mismo miedo de antes, pero ya no me puede.


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lunes, 21 de septiembre de 2009

Comenzando el otoño


Tuvimos que encontrarnos comenzando el otoño
cuando daba mi vida su vuelta de campana
yo estaba tan perdida como un niño en el bosque
pero, desde lo lejos, su voz me rescataba.
Ahora sé que es posible inaugurar dos veces
el beso, la caricia, la pasión, la ternura,
se puede haber amado mucho y por mucho tiempo
y encontrarse de nuevo como a estrenar, tan pura.
Por eso caminamos cogidos de la mano
el uno junto al otro, camino del invierno,
y a veces nos decimos, sólo con la mirada,
la alegría infinita de, aún tarde, conocernos.


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domingo, 20 de septiembre de 2009

Ya no será...





Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú
ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.


Idea Vilariño
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sábado, 19 de septiembre de 2009

Aromas


Hueles a martes, dijo la chica al chico en la mesa de al lado, al tiempo que yo pedía al camarero el gin-tonic de media tarde. Me acordé de mi madre, que era capaz de averiguar si venía del colegio, de los billares o del cine con un leve movimiento de la nariz. Y nunca se equivocaba. Se puede ir a los billares, al cine o al colegio cualquier día de la semana y casi a cualquier hora, ¿pero es posible pasar la tarde de un miércoles en un martes sin que se entere nadie? La idea abría un territorio completamente nuevo para el adulterio. Nada más excitante que engañar al domingo con el lunes o al sábado con el viernes. Cómo no se me había ocurrido antes.
Pues estamos a jueves, respondió, suspicaz, el chico, como si se defendiera de una acusación de infidelidad. Estaremos a jueves, insistió ella, pero tú sigues oliendo a martes. Me pregunté si el martes habría sucedido algo especial que a ella le hubiera disgustado, pero a lo que él permaneciera enganchado por alguna razón de orden sentimental.
En esto, llegó mi gin-tonic, revolví los cubitos de hielo y di el primer sorbo, que es el mejor (si no resultara una extravagancia carísima, pediría varios gin-tonics sucesivos de los que sólo aprovecharía el primer trago). Mientras el combinado atravesaba mi garganta, produciendo una euforia ligera, pero inmediata, en las neuronas, los jóvenes se hundieron en un silencio hosco. ¿Cómo olerían los lunes?, me pregunté yo. A colonia fresca, de baño, sin duda. Me pareció en cambio que los sábados despedirían un aroma pesado, aceitoso, como esos perfumes baratos que dejan manchas en el cuello de la camisa o de la blusa. Pues tú hueles a domingo, dijo él al fin, rompiendo una situación que comenzaba a resultar difícil. ¿A un domingo cualquiera?, preguntó ella. Al domingo que sabes, no disimules, dijo él, y se echaron a reír.


Juan José Millás
(Pintura de Ernest Descals)


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viernes, 18 de septiembre de 2009

Resistir


Resistir otro día,
otra noche, otro poco,
hasta ver si se pasa
la última borrachera,
hasta que se disipen
los vapores del miedo
y tenga otra vez ganas
de ver la primavera.


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martes, 15 de septiembre de 2009

Otoño


Ya está aquí, no nos engañemos.
Las temperaturas han bajado mucho en un par de días, los árboles empiezan a cambiar de color y los niños ya tienen cole. Yo acabo hoy mi maravillosa jornada intensiva, mañana horario partido hasta el 1 de julio del año próximo... qué pena. Durante unos días, el campo se vestirá de rojos y ocres, como si quisiera lucir sus mejores galas antes de desnudarse para el invierno. Se hará en seguida de noche, parecerá que no tenemos tiempo más que de trabajar y dormir. Y, alguna tarde soleada, aún me bañaré durante unos minutos, porque dura muy poco, en esa luz única que resalta el cielo y la ciudad; esa luz que algunos genios supieron pintar y que muchos corazones tomamos prestada para hundirnos, amodorrarnos, diluírnos en ella y con ella; ese último coletazo de verano más brillante y más hermoso que ninguno del estío, la apoteósica despedida de una estación, un ciclo, una etapa, una página más de la vida.
Me encanta el otoño.
(Foto: Lester A. García)



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sábado, 12 de septiembre de 2009

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Cuando parta,
dejadme ser, como la luna,
amigo del agua.



MIZUTA MASAHIDE (1656 - 1723)

viernes, 11 de septiembre de 2009

La puta vida


Empezaba a anochecer ayer cuando sentí dentro del bolsillo la vibración del móvil. Era mi hijo.
"No estás en casa, verdad?" "No, estamos en el coche" "Vas conduciendo?" "No, qué pasa?" Su voz era tensa, gris. "Tengo una mala noticia, mamá" "Pero, qué pasa?" "Me ha llamado Alfredo para decirme que Manolo Maestro se ha matado". No me lo podía creer. "Ha tenido un accidente con el helicóptero y se ha matado". Así. Ya está. No éramos ahora amigos muy cercanos, de hecho, creo que la última vez que los ví sería hace un par de años. Por teléfono, si que hablo a veces con Mariángeles, su mujer, a la que tengo mucho cariño. Me parece imposible que Manolo esté muerto, porque era una persona vital, entusiasta, apasionada; alguien peculiar y especial que te podía gustar o no, con quien podías estar de acuerdo o en desacuerdo completo, que te podía parecer genial o un gilipollas; pero que jamás pasaba desapercibido, que brillaba con luz propia. Mandé un mensaje al móvil de mi amiga, porque no la quería molestar justo después de la cremación de su marido, y ella me llamó a continuación. Estaba serena, pero podía sentir la humedad de sus lágrimas en su voz quebrada. "Cómo te has enterado?" Respondí que, aunque estoy lejos, estoy cerca, en todos los sentidos. Y dijimos eso de que ha muerto haciendo lo que le gustaba. Porque siempre hay que aferrarse a algo, a algún consuelo, por nimio que sea. Qué más dará si estaba haciendo lo que le gustaba o no. Tenía cincuenta y pocos años, unas enormes ganas de vivir, montones de planes. Una mujer que ahora, después de vivir a su lado y un poco a su sombra desde la adolescencia, no va a saber cómo gobernar a solas ese barco. Dos hijos, ya mayores, eso sí, pero aún vinculados profundamente a sus padres y que se han quedado sin referente y sin apoyo. Cómo se llena un agujero tan grande? Cómo te pones de repente al mando cuando siempre has sido el grumete? Ya sé que estas cosas pasan cada día, que se superan con el tiempo, que no es raro que se mate con un avión un tío que vuela habitualmente y al que le gustan, además, las cosas arriesgadas. Pero, precisamente Manolo Maestro... Parecía inmune a todo peligro. Cincuenta y pocos años. No ha llegado a jubilarse. Desde que lo supe ayer, no sé si estoy más triste que cabreada. Qué mierda. Qué mierda es la puta vida.
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domingo, 6 de septiembre de 2009

Escorado



Mirándola dormir
dejé que el barco se inclinara
lentamente hacia un costado
precisamente el costado
sobre el que ella dormía
apoyando apenas la mejilla izquierda
el ojo azul
la pena negra de los sueños
y por verla dormir
me olvidé de maniobrar
pensando en las palabras de un poema
que todavía no se ha escrito
y por ello
era el mejor de todos los poemas
tan sereno
tan sutil como su piel de mujer casi dormida
casi despierta,
tan perfecto como su presencia inaccesible
sobre la cama,
proximidad engañosa de contemplarla
como si realmente pudiera poseerla
allá en una zona transparente
donde no llegan las sílabas orando
ni el clamor de las miradas
que quieren acercarse
en la falsa hipócrita intimidad de los sueños.


"Descripción de un naufragio" 1974


Cristina Peri Rossi





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viernes, 4 de septiembre de 2009

Condena


A trabajos forzados me condena
mi corazón, del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo mi cadena.

Ni concibe mi mente mayor pena
que libertad sin beso que la trabe,

ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.

No creo en más infierno que tu ausencia.

Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez declare mi inocencia,

porque, en este proceso a largo plazo

buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo.


Antonio Gala

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martes, 1 de septiembre de 2009

Ahora




Ahora que me debato un poco más que siempre

entre las dos orillas del cauce de mi vida,

que me asalta de noche el monstruo del recuerdo,

que me vuelve la culpa a echar sal en la herida;

ahora que me ahogan las cosas que no hice

y las dudas golpean como un mar enfadado,

que mis flores no crecen tanto como debieran,

que no sé si es bastante todo lo que ya he dado;

ahora que tengo un miedo disperso, indefinido,

ahora que las estrellas no anidan en mi cama,

ahora no queda otra que seguir caminando

como antes, como siempre, como cada mañana.


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