Sin previo aviso, te cae encima toda la fragilidad del mundo.
Piensas en gente querida, que hasta hace muy poco eran fuertes y felices, y ahora son de cristal.
Y entonces, también tú te sientes frágil, como las burbujas con que juega un niño. No sabes cómo afrontarlo, nunca estaremos preparados para ese temblor del corazón.
Vas así , con los brazos extendidos, como los ciegos, para no perder el camino, aunque no sepas dónde estás.
Piensas en gente querida, que hasta hace muy poco eran fuertes y felices, y ahora son de cristal.
Y entonces, también tú te sientes frágil, como las burbujas con que juega un niño. No sabes cómo afrontarlo, nunca estaremos preparados para ese temblor del corazón.
Vas así , con los brazos extendidos, como los ciegos, para no perder el camino, aunque no sepas dónde estás.