martes, 30 de marzo de 2010

Como lluvia de verano


Como lluvia de verano
que refrescara mis pasos
necesitaba tu aliento,
tu mirada, tu ternura,
y mi piel se resecaba
y ardía de tanta fiebre,
pisaba el suelo caliente
y me quemaba la aurora.
No llovieron tus caricias
sobre mi pena de agosto.
Aprendí a buscar el agua,
aprendí a beber yo sola,
aprendí que nunca llueve
cuando el amor se adormece.
Sembré mi nube y ya crece.
Ya me lluevo yo, sin ti.


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domingo, 28 de marzo de 2010

Yo, la hembra fiera



Yo, la marsupial,
la roedora,
la que no tiene tregua,
la que ha juntado ramas,
la que escoge las hierbas con las zarpas heridas,
la que gasta los cobres de su lengua
para fraguar el nido
y está midiendo el viento,
y acapara el lado oculto
de todas las colmenas,
la que atina a mirar los trajes de la luna
y quiere desovar,
la que fue fecundada
con un polen antiguo
y está que la revienta
la gloria de la estirpe,
la que tan sólo espero un signo de los astros
para tirarme
con un rugido ronco a dar a luz,
yo, la hembra fiera,
la traidora, la taimada,

la que a la muerte ha echado
a perder
su cacería.


Ana Istarú
De "Verbo madre" 1995




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sábado, 27 de marzo de 2010

Espejo


Se mira al espejo
buscando de nuevo
los rayos de luna
que había en sus ojos
y no encuentra nada,
solo su reflejo,
y se va al trabajo
con los sueños rotos.


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miércoles, 24 de marzo de 2010

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jueves, 18 de marzo de 2010

Declaración


Yo, que camino
de uno a otro extremo,
que no tengo claro ni el norte ni el día,
que respiro y como
y trabajo y siento
como si no fuera todo relativo;
yo, que soy
un árbol que ni el cierzo arranca
y estoy condenada
a tener memoria
declaro este día de uso privativo,
declaro estas horas mías rigurosas,
me afirmo en la usencia
triste y elegida,
me sigo rompiendo,
me muero de vida.



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lunes, 15 de marzo de 2010

Premio ELIXIR PARA OLVIDAR - Carmensabes




Me propuse, al crear este Premio de mi blog, mencionar especiamente aquéllos que me parecen sobresalientes, de una u otra manera. Desde luego, el tercer Premio va para un blog extraordinario: Carmensabes Poesía y Arte Con un gusto exquisito, Carmen Pascual nos ofrece una muestra de maravillosos pintores y poetas magníficos. Su casa es un lugar para estar mucho rato, recreándose en las imágenes y los textos y es un sitio donde yo aprendo mucho. Os lo recomiendo porque sé que os encantará.


Carmen, gracias por tu blog y por hacerlo un poco de todos.




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viernes, 12 de marzo de 2010

La suavidad del pan que no ha nacido...



La suavidad del pan que no ha nacido
sostiene sus caderas
un lomo terso de venado,
la curvatura del melón,
altas mejillas donde escribió
su adiós final la espalda.
Cómo no amar a este varón
sentado en sus dos lunas,
volcado como un río sobre el lecho.
Amo su boca tocada por la abeja,
amo sus higos apretados,
amo esta órbita doblemente dulce:
detenidos ocasos sus dos nalgas,
oh gloria de la esfera, las dos copas
en que lo habrán vertido un día.
Su grávida ternura me devuelve
a las cosas más terrenas.
Los ángulos equinos, el traje circular del universo.
Cómo no amar a este varón tocado
con piel de albaricoque en la cadera.


Ana Istarú
De "La estación de fiebre y otros amaneceres"


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lunes, 8 de marzo de 2010

Los regresos fugaces


Regresa al nido de vez en cuando y en una de esas cenas con amigos que han tenido su prole rebasados los cuarenta, te vuelve a oír la historia cien veces repetida de que siendo bebé nos robaba el sueño, su llanto inconsolable y nocturno, las mecedoras insomnes donde intentabas adormecerla estérilmente y ves que pone cara de resignación, los padres tenemos un sexto sentido para ser despiadados, para evocar con fruición el sacrificio de los pañales y las papillas, las tardes lluviosas en los parques con tiovivos y caballos de madera, hay que ver la de horas que pasé contigo, le dices, y menos mal que comías bien, y que había médicos sin remilgos para explorarte la garganta, que no abrías la boca ni por casualidad, y las vacunas, y los cumpleaños ruidosos e interminables, pero en el fondo lo que quieres contarle es otra cosa, lo que quieres confesar es que te gustaría volver a su niñez, a tu juventud, aunque sólo fuera para ver cómo perseguía una hormiga con unos dedos minúsculos y unos ojos asombrados, para contarle cien veces aquel cuento extraño de los Hermanos Grimm, porque el cuento al final acababa siendo un mapa donde los dos os perdíais sin saber muy bien cómo, en un otoño donde la luna giraba como la cabeza de una lechuza por el cielo, y según pasa la tarde y se extingue la velada, lo que te viene a la mente son otras cosas, que a sus veintiún años la sigues echando enormemente de menos, que lo que te gustaría decirle, en realidad, es que no tenga miedo a nada, ni a la angustia ni a la tristeza, absolutamente a nada, porque es prodigiosamente libre, y tiene una luz que la acompañará siempre, la misma luz que se derrama sobre otras mujeres jóvenes, a lo mejor una chica finlandesa que mira aburrida por la ventana de un invierno que le parece eterno, o la de una muchacha que viene de recoger agua desde un pozo lejano, esa luz no la tenemos nosotros, los hombres irritables y fatigados, los padres que van acumulando escombros en el corazón, decepciones en la espalda, preguntas sin respuesta, y que cuando ven retornar a los hijos, en esos autobuses que parecen carrozas pesadas y cansadas, sienten que merece la pena seguir limpiando las ramas del nido, despojarlas de impurezas, darles un poco de pintura, como hacen los pescadores retirados con sus barcas, que las cuidan con una tenacidad inexpugnable, aunque ya naveguen sólo en las noches templadas, por la sencilla razón de que si ven a sus hijos caminando por la playa, haga viento o llovizne con furia, izarán de nuevo las velas blancas y saldrán con ellos a la mar.


Miguel Paz





Gracias por dejarme traer este texto tierno de padrazo, Miguel. Los hijos que regresan, o los padres que regresamos, siempre fugazmente, somos carne de relato o de poema. O solo carne que ama.


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domingo, 7 de marzo de 2010

Oración de un desocupado


Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello
porque no puedo más, tengo riñones
y soy un hombre,
bájate, qué han hecho
de tu criatura, Padre,
un animal furioso
que mastica la piedra de la calle?

Juan Gelman


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