martes, 27 de junio de 2017

En los bosques de Pennsylvania





Cuando un árbol gigante se suicida,
harto de estar ya seco y no dar pájaros,
sin esperar al hombre que le tale,
sin esperar al viento,
lanza su última música sin hojas
-sinfónica explosión donde hubo nidos-,
crujen todos sus huecos de madera,
caen dos gotas de savia todavía
cuando estalla su tallo por el aire,
ruedan sus toneladas por el monte,
lloran los lobos y los ciervos tiemblan,
van a su encuentro las ardillas todas,
presintiendo que es algo de belleza que muere.

Gloria Fuertes

sábado, 24 de junio de 2017

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Hemos dormido esta noche en la terraza, como dos murciélagas.
Ella, cruzada en la colchoneta de 80, espléndida, reposada, feliz.
Yo, en el filito de dicho lecho, más en el suelo que otra cosa, pendiente de arroparla, de oírla dormir, de respirarla.
A las siete de la mañana se ha despertado, porque mira, yaya, hay luz, se ve el cielo por ahí y han apagado las luces de la calle. Cuando tiene razón, tiene razón.
Luego, bajo el sol de la mañana, hemos jugado, saltado en la cama elástica, paseado. Ella soplaba el chisme de hacer burbujas con tremenda concentración. Salían montones cada vez, un arsenal de cristales redondos y delicados, iridiscentes. Llenos, y es lo más importante, del aliento vital de la primera increíble persona que ha compartido conmigo el dormitorio de verano. Por eso, el aire esta mañana era un poco más limpio.
En el aire, su aire. En mi corazón, ella.

miércoles, 21 de junio de 2017

Verano




Verano, ya me voy. Y me dan pena
las manitas sumisas de tus tardes.
Llegas devotamente; llegas viejo;
y ya no encontrarás en mi alma a nadie.
Verano! Y pasarás por mis balcones
con gran rosario de amatistas y oros,
como un obispo triste que llegara
de lejos a buscar y bendecir
los rotos aros de unos muertos novios.
Verano, ya me voy. Allá, en setiembre
tengo una rosa que te encargo mucho;
la regarás de agua bendita todos
los días de pecado y de sepulcro.
Si a fuerza de llorar el mausoleo,
con luz de fe su mármol aletea,
levanta en alto tu responso, y pide
a Dios que siga para siempre muerta.
Todo ha de ser ya tarde;
y tú no encontrarás en mi alma a nadie.
Ya no llores, Verano! En aquel surco
muere una rosa que renace mucho…


César Vallejo

lunes, 19 de junio de 2017

Si el viento

(Foto de Pedro Sabalete)



Si el viento fuese mi cómplice
en esta tarde gris y pesada
donde está inmóvil la hiedra verde
donde los pájaros vuelan sedientos
y si mi mente fuera tan solo
un algoritmo que se interpreta
de forma fácil, de forma leve,
si el aire ahora se levantara
con la alegría de una verbena
y alborotara todas las nubes
hasta llorar sobre  mi terraza
si el viento fuese cómplice, amigo,
si yo pudiese por un momento
ser esa cosa de ser normal.

Sara Royo


sábado, 17 de junio de 2017

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miércoles, 14 de junio de 2017

Este calor

(Foto de Teresa Salvador)




Este calor inmisericorde de primavera escasa, de estación apresurada por empezar sin haber cumplido su misión, de junio recalcitrante.
Se pega el calor a las piernas y pesan, pesan… Se pega a los brazos y a las alas y es otra cosa más (otra) que no deja volar ni despegar. Se detiene, a veces, el tiempo. Se para el minuto suspendido en una atmósfera densa, espesa, pesada, y pierde su sentido.
Yo echo de menos otro sitio, otro aire mas fresco, mas verde, mas húmedo. Echo de menos lugares que nunca pisé, paisajes que nunca vi pero que están adentro y susurran una marea de extraña nostalgia. Y vuelo hasta allí, cierro los ojos y soy una libélula y me alejo del calor y del ruido, del miedo y la incertidumbre. Solo por volar.



martes, 6 de junio de 2017

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lunes, 5 de junio de 2017

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domingo, 4 de junio de 2017

Supongamos

(Foto de Teresa Salvador)



Supongamos que empieza el nuevo día
y que fluye tranquilo como un río
que promete cubrirme de alegría
que se viste de luz este domingo.
Supongamos que puedo reflejarme
en la luna de agua de unos ojos
y que puedo dejar, por fin, que alguien
se refleje en los míos, solo un poco.
Supongamos que junio se desgrana
como flores de pétalos de perlas
y las tardes pintadas de retama
y las noches bordadas con estrellas.

Sara Royo


viernes, 2 de junio de 2017

Hay ojos que miran, hay ojos que sueñan

(Foto de Teresa Salvador)

Hay ojos que miran, hay ojos que sueñan, 
hay ojos que llaman, hay ojos que esperan,
hay ojos que ríen risa placentera,
hay ojos que lloran con llanto de pena,
unos hacia adentro otros hacia fuera.

Son como las flores que cría la tierra.
Mas tus ojos verdes, mi eterna Teresa,
los que están haciendo tu mano de hierba,
me miran, me sueñan, me llaman, me esperan,
me ríen rientes risa placentera,
me lloran llorosos con llanto de pena,
desde tierra adentro, desde tierra afuera.
En tus ojos nazco, tus ojos me crean,
vivo yo en tus ojos el sol de mi esfera,
en tus ojos muero, mi casa y vereda,
tus ojos mi tumba, tus ojos mi tierra.
Miguel de Unamuno


jueves, 1 de junio de 2017

Junio