viernes, 3 de octubre de 2008

Charcos



En el tiempo pasado sin edad ni motivo,
los charcos de la calle atravesaba a nado
y llegaba a su casa, heroína empapada,
chapoteando dentro de sus botas de goma,
con aquélla sonrisa, dicen, transfigurada
y las mejillas rojas y frías tras su hazaña.
Los charcos eran mundos profundos, submarinos,
que las hojas de otoño como naves surcaban.
A menudo pantanos, oscuros, peligrosos,
si al meterse despacio se enturbiaba su fondo.
En el tiempo parado el charco era ventana
que mostraba el capricho de las nubes y el cielo;
otro color de cielo y la nube era mosca,
mariposa, velero, ballena, una cuchara...
Y jugaban los charcos de tarde con la niña
y los miraba el tiempo, parado sin motivo,
que jugaba a saltarse las reglas de los astros.
Que puede ser un charco océano infinito
si una niña lo enreda en su lazo de juegos
y hasta el tiempo se para, no hay edad ni motivo
que destruya el momento, que desvele el misterio.

.


20 comentarios:

  1. ME ENCANTO ESTA POESIA. ¡Me trae tantos recuerdos de mi infancia!

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  2. Charcos hermosos...porque recogen palabras y días de infancia...
    un beso.

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  3. muy buena. Un gusto leerte. Besos.

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  4. Yo pediré una gran tormenta y tú chafaras los charcos; bueno, si me dejas, los chafaremos juntas.

    De pequeña era también mi juego favorito, deseando que llegaran las lluvias para sacar las botas de agua del armario, claro que al volver a casa tenían más agua dentro que fuera.

    Me has traído recuerdos tan fantásticos que de haber charcos, saldría ahora mismo a saltar sobre ellos.

    Besos

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  5. Una ET, q tendrán los charcos para los niños, verdad?

    Un beso.

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  6. Alfaro, los charcos no pierden su encanto cuando crecemos; solo se hacen un poco mas pequeños.

    Fernando, gracias por tu visita.

    Besos para ambos.

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  7. Ay, Petita! Con lo q me gusta una buena tormenta, con enormes truenos y rayos iluminando la noche como nervios cerebrales enfadaos...! Todavía sigo pisando los charcos. Te vienes?
    Un beso.

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  8. Los charcos tienen una magia especial.
    ¿Quién puede resistirse a pisarlos?
    Quizá no dejamos de ser niños!

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  9. Doctor, en un mundo como debiera ser, jamás dejaríamos de ser niños.
    Un beso.

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  10. Maravillosa evocacion de la infancia, que sin duda tenemos, muchos al menos, unida al agua y a los charcos...

    Pocos niños no han soñado chapoteando en los charcos...

    Un abrazo, amiga

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  11. A mi particularmente me encantan los días de lluvia, me llenan de energía nostálgica, pero tan bonita...

    El ruidito de los charcos cuando les pisas, se me antoja a risitas de la travesura que siendo niños ó adultos, nos permitimos liberar al pisarles. Se siente muy rico.

    Cariños,

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  12. Antiqva, será por esa ancestral atracción a los reflejos?

    Cynthia, mi madre siempre se asombraba de q regresara con las botas llenas de agua. En los más hondos me metía... y en los más hondos me sigo metiendo.

    Besicos para los dos.

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  13. Lindísimas palabras y muy bien escritas. Enhorabuena.

    un beso

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  14. Gracias por tu comentario y tu visita, Frabisa.
    Un beso.

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  15. Precioso, siguen pasando los años y "sin edad ni motivo" prosigo jugando con lo charcos.

    Veo los charcos de la misma manera que tú y espero verlos este mismo fin de semana por aquí. Seguro que recordaré el poema.


    --
    Saludos, Goathe.

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  16. Goathe, disfruta de tus charcos.
    Un besico.

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  17. Los charcos, el otoño, la niña, la imaginación surcando charcos y al fin volando.
    Otro delicioso trago, te felicito.

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  18. Los tragos de la infancia deberían ser los .mas dulces.
    Un besico, Bacdiras

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  19. Cuando me metía en un charco nunca sabía como saldría, la mayoría de las veces con los pies calados y eso que llevaba botas.Jamás lo entendí.
    Inuits

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  20. A mi me pasaba igual. Mi madre siempre me decía q era imposible llenarse de agua las botas de goma... Ya ves, era perfectamente posible. Porq ese es el riesgo: no hay protección suficiente cuando una se mete en los charcos (los q sean). Y, a pesar de todo, ahí estamos, buscando tormentas.
    Un besico.

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