Se acurrucó contra mí. Permitió que la abrazara.
En la quietud de la tarde se confirmó la alborada,
se abrieron las rosas rojas de su cuerpo, nieve blanca.
Se acurrucó contra mí. Tenía miedo y lloraba.
Le dije con voz tranquila que el cambio no cambia nada,
que ella era la misma niña, igual que ayer y mañana,
que era grandioso el milagro que el tiempo le regalaba.
Le dije, abrazo que arropa, que su reloj funcionaba,
que ya se olía en el aire esa fragancia esperada.
Me contestó que era injusto, que en los hombres no pasaba.
Le respondí que ellos tienen otros sustos, otras cargas.
Y yo la abracé más fuerte mientras mi llanto rodaba
y llorábamos muy juntas el árbol fuerte y su rama,
fluyendo las dos unidas, fundiéndonos sin palabras,
semejantes como nunca, mujeres de viento y agua.
En la quietud de la tarde se confirmó la alborada,
se abrieron las rosas rojas de su cuerpo, nieve blanca.
Se acurrucó contra mí. Tenía miedo y lloraba.
Le dije con voz tranquila que el cambio no cambia nada,
que ella era la misma niña, igual que ayer y mañana,
que era grandioso el milagro que el tiempo le regalaba.
Le dije, abrazo que arropa, que su reloj funcionaba,
que ya se olía en el aire esa fragancia esperada.
Me contestó que era injusto, que en los hombres no pasaba.
Le respondí que ellos tienen otros sustos, otras cargas.
Y yo la abracé más fuerte mientras mi llanto rodaba
y llorábamos muy juntas el árbol fuerte y su rama,
fluyendo las dos unidas, fundiéndonos sin palabras,
semejantes como nunca, mujeres de viento y agua.
.
Mujeres de viento y agua con fuego recorriendo su sabia.
ResponderEliminarME ha encantado.
Hasta el infinito y más allá
Gracias, Masakoy. Fué un momento especial.
ResponderEliminarUn besico.
Muy bonito. El final me encanta pero me dejo deslumbrar por la belleza del verso:
ResponderEliminar"En la quietud de la tarde se confirmó la alborada"
--
Saludos, Goathe.
Las dos sabíamos q pronto iba a ocurrir. Esa tarde me preguntó: "mamá, es esto?". Lo era, pero no nos lo tomamos como habíamos imaginado. Lo q sentí fué muy fuerte, y tuve q escribirlo.
ResponderEliminarGracias por tu visita y tu comentario, Goathe. Un beso.
Según lo leía pensé en una madre y una hija..., y lo era, cuando llegué al árbol y su rama.
ResponderEliminarUn beso
Alfaro, nunca se me dió bien el disimulo... ni falta q hace.
ResponderEliminarUn besico.
Sara, me emocionaste. Desde el primer instante supe de que hablabas. Y me transporté a hace apenas un año cuando viví esa misma situación recordada con la misma emoción.
ResponderEliminarGracias mujer. Nuestros relojes funcionan.
Cuanta emocion, amiga, en estas palabras...
ResponderEliminarDisfruta de esa persona, disfruta de ella
Un abrazo, amiga
Solo una mujer, somos privilegiadas por haber tenido estos momentos, verdad?
ResponderEliminarUn besico.
Antiqva, disfruto de ella todo lo q puedo (menos de lo q quisiera) pero, a pesar de todo, sigue siendo una rama de mi propio tronco.
ResponderEliminarUn beso y gracias.
Has logrado que se me escapara una lagrimilla recordando aquel dia, cómo me sentí, la tristeza enorme que me invadió y el abrazo consolador de mi madre...
ResponderEliminarHay cosas que se repetirán eternamente, verdad?
Maravilloso, de verdad, tus versos siempre nos tocan el alma...
Un besito.
Irene, q bonito eso q dices... Gracias por compartir ese recuerdo.
ResponderEliminarUn besico.
Lo cuentas con mucha ternura.
ResponderEliminarUna suerte para la rama poder contar con un árbol fuerte en ese momento
Doctor, es el árbol quien crece y se desarrolla a través de sus ramas...
ResponderEliminarGracias por tu comentario, un besico.
Querida Sara, cuando eso que tú tan dulcemente cuentas le ocurrió a mi hija, casi nos vuelve locos a toda la familia. Todavía me vuelve loca y no creo que deje de hacerlo nunca, siempre fue una niña con mucho carácter, (yo le digo para hacerla rabiar que es igualita que la niña del exorcista, y ya tiene 19 años) siempre la educamos a ella y a su hermano, sin ningún tipo de tabú ni secreto, de tal manera, que cuando tubo su primera regla le falto colgar un cartel en el balcón para comunicárselo a todo el vecindario, mi madre muy pudorosa para algunas cosas (tal y como mal le enseñaron, a ella y a la mayoría de las mujeres de su edad) se tiraba las manos a la cabeza, porque su nieta explicaba con pelos y señales su nueva condición de casi adulta.
ResponderEliminarY luego vino el duro aprendizaje de sobrellevar la situación de la manera más cómoda posible; durante un par de meses mi casa parecía un almacén de “Evax” “Ausonia” “Obe” y las mil marcas que existen en el mercado.
Cuando se lo recuerdo sigue insistiendo, que los raros son aquellos que no se escandalizan de las guerras y si, de que una niña comente con normalidad que le ha bajado la regla.
Es posible que mi experiencia no fuera tan dulce como la tuya, pero te aseguro que no dejo de ser una experiencia sorprendente, miedo me da cuando mi hijo (tiene 9 años) tenga que pasar por un trance de la misma envergadura.
Besos
Hola, Petita. Mi hija lo tomó con naturalidad, porq lo estábamos esperando y porq es algo muy natural. Pero, al ocurrir, no fué como pensábamos, y no le gustó. A veces reaccionamos de forma tan inesperada... Con tu niño no será igual, en los chicos es menos estridente el cambio.
ResponderEliminarUn beso grande.
Dulcísimo trago!
ResponderEliminarDe los que se mecen en la boca, juegan entre la lengua y resbalan por la garganta con satisfación.
Me has conmovido Sara.
Un besillo.
Realmente precioso,suave,amoroso.Me ha puesto la piel de gallina...y es que las mujeres sois especialmente mágicas.Salud¡¡¡.
ResponderEliminarBacdiras, estos tragos son inolvidables.
ResponderEliminarCalle quimera, estás en tu casa, bienvenid@.
Besos para ambos.