jueves, 24 de julio de 2008

Matar a un ruiseñor



Me he acordado de esta magnífica peli de Gregory Peck, en la q la novela de Harper Lee no salió perjudicada en absoluto, y q nos hizo desear tener un Atticus en nuestra vida. Si es q hay alguien q todavía no ha gozado de esta pequeña maravilla, daos prisa, nunca se sabe cuando vamos a necesitar con urgencia algo delicioso.

2 comentarios:

  1. El cine muchas veces es una maravillosa terapia para todo, verdad?
    Una via de escape para soñar cuando de pronto el mundo real se nos hace demasiado crudo...
    Un besito!

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  2. Tines razón, Irene. El cine es una maravillosa y terapeútica mentira q nos ensancha la mente y nos permite ser mil personajes difirentes, meternos en otras pieles, vivir en otros lugares...
    Un beso, wapa.

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