De repente, el pekeño arbusto q parece seco amanece pintado de motitas verdes y, al poco tiempo, se vuelve loco y empieza a regalar estas flores de color delicado y aroma maravilloso. Yo asisto embobada al milagro cada año, recobro la fe en el ciclo de la vida y agradezco tener ojos y nariz y manos, porq nada es comparable a la ternura y la belleza q, cada primavera, me regala el arbolito q se fingía muerto.
domingo, 13 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario