Cuando os marcháis,
esta casa pequeña
se queda aún mas pequeña.
Yo vuelvo a mi rutina.
mis cosas cotidianas
que ya no os incluyen.
No veros cada día
ya debería ser
una de esas rutinas,
como ir al trabajo,
o comer, o ducharme.
Pero, durante un tiempo,
quizás un par de días,
busco vuestro sonido
en esa habitación
que hace vuestra la cama
cuando venís a verme.
Busco vuestras pisadas,
vuestras cosas tiradas
en el desorden loco
que sembráis por el suelo.
Busco vuestra mirada
y busco vuestro abrazo.
Cada vez que os vais
yo me voy con vosotros
y me quedo a la vez,
y se que no se puede,
que no es posible eso,
y que así son las cosas:
son como deben serlo.
Me muerde, inevitable,
esa mezcla agridulce
de alegría infinita
y de profunda pena
cuando alzáis vuestras alas,
cuando os marcháis.
esta casa pequeña
se queda aún mas pequeña.
Yo vuelvo a mi rutina.
mis cosas cotidianas
que ya no os incluyen.
No veros cada día
ya debería ser
una de esas rutinas,
como ir al trabajo,
o comer, o ducharme.
Pero, durante un tiempo,
quizás un par de días,
busco vuestro sonido
en esa habitación
que hace vuestra la cama
cuando venís a verme.
Busco vuestras pisadas,
vuestras cosas tiradas
en el desorden loco
que sembráis por el suelo.
Busco vuestra mirada
y busco vuestro abrazo.
Cada vez que os vais
yo me voy con vosotros
y me quedo a la vez,
y se que no se puede,
que no es posible eso,
y que así son las cosas:
son como deben serlo.
Me muerde, inevitable,
esa mezcla agridulce
de alegría infinita
y de profunda pena
cuando alzáis vuestras alas,
cuando os marcháis.
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