Tarde tranquila, casi
con placidez de alma,
para ser joven, para haberlo sido
cuando Dios quiso, para
tener algunas alegrías...lejos,
y poder dulcemente recordarlas.
Es una tarde cenicienta y mustia,
destartalada, como el alma mía;
y es esta vieja angustia
que habita mi usual hipocondría.
La causa de esta angustia no consigo
ni vagamente comprender siquiera;
pero recuerdo y recordando digo:
-Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.
Antonio Machado, a 82 años de su muerte...
Ay, los humores negros del organismo ¡qué malos!
ResponderEliminarA ver si sale el sol en tu semana.
Era mi modesto recuerdo al maestro Machado.
EliminarGracias por tus buenos deseos. Que sea igual para ti.
Tremendo poema. Un beso
ResponderEliminarGrande el maestro Antonio Machado.
EliminarUn besico.
Increible ayer me senti asi ni que yo lo hubiera escrito Un abrazo
ResponderEliminarOtro abrazo grande para ti.
ResponderEliminar