jueves, 16 de abril de 2009

Inestabilidad


Nos encontrábamos ya cerca de mi casa, cuando el taxista fue avisado por un colega de que había en nuestro camino un control de alcoholemia. Como resultara imposible dar la vuelta o escapar por una calle lateral, el conductor me confesó que llevaba dos copas, pues había comido con unos amigos de la infancia a los que hacía años que no veía. ¿Y qué quiere que le haga?, pregunté. Que se ponga al volante, respondió, como si usted fuera el taxista y yo el pasajero. Me pareció una propuesta absurda a la que respondí con una sonrisa de desconcierto. Mientras sonreía, vi en sus ojos, a través del espejo retrovisor, un movimiento de pánico que produjo también en mí alguna inquietud. En cuestión de segundos me puso al corriente de su situación, responsabilizándome del drama familiar que se le vendría encima si le retiraban la licencia. Aunque intenté defenderme, lo cierto es que al cabo de un momento, dada mi debilidad de carácter, estaba al volante del taxi, con el conductor detrás.

Alcanzado el control, un guardia hizo señas de que nos echáramos a un lado. Luego se acercó, me informó acerca de sus propósitos y me pidió que soplara, lo que hice con miedo, pues aunque no había bebido creo que el organismo puede, en situaciones de estrés, producir todas las sustancias existentes. Por fortuna, estaba limpio y me dejaron seguir. Como no era cuestión de detenerse a unos metros del control para realizar el cambio, y dado que mi domicilio se encontraba muy cerca, continué conduciendo hasta el portal, donde el taxista, tras mirar el contador, sacó un billete, me lo dio, abrió la puerta, salió del coche y se metió en mi casa, todo con una rapidez tal que no fui capaz de reaccionar. Además, apareció enseguida otro cliente que me pidió que lo llevara a toda mecha al aeropuerto. Qué inestable es la realidad, pensé arrancando.


Juan José Millás

10 comentarios:

  1. Millás me encanta, Sara.

    Un abrazo

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  2. A mi también me gusta, Meme.
    Un besico.

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  3. Alberto, no crees q eso q dice en su cuento podría suceder?

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  4. La primera parte ya lo creo que sí, y sobre la segunda ya lo creo, la vida nos puede dar un vuelco en un momento y colocarnos al otro lado sin que hayamos pestañeado.

    Besicos,

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  5. Muy divertido, eso es lo que tiene la debilidad de carácter, en un momento te cambia la vida, hay que aprender a decir que no, ¡uf!, yo aprendí demasiado tarde.
    Buenas noches, o días ya, voy a intentar dormir un poco.
    Un beso, Sara.

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  6. Alberto, tienes razón. La vida nos da un revolcón de un instante para otro.
    Besicos.

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  7. Irene, es muy importante saber negarse. Hay quien nunca aprende, más vale tarde q nunca.
    Un besico.

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  8. Hola, Sara.
    Yo también soy fiel seguidor de Juanjo Millás. Leí muchos de sus libros, pero me falta el último. Sobre todo, le he seguido en sus artículos periodísticos y en el programa de "La ventana" con sus relatos de los viernes. De hecho me publicaron alguna vez relatos.
    Besos.

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  9. Me gusta la visión del mundo q tiene Millás, coincidimos a menudo.
    Un besico, Mateo.

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