Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra... Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
— Tiene acero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra... Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
— Tiene acero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
Platero y yo (Juan Ramón Jiménez)
Los borricos siempre me han inspirado una enorme ternura. La poesía dedicada a uno de ellos, como es la bellísima muestra del maestro Juan Ramón Jiménez, es un ejercicio de justicia hacia esos animales q tanto ayudaron en un tiempo y fueron imprescindibles en el trabajo diario de la gente. De niña quería tener un burrito. Ahora, todavía me gustaría mucho tenerlo.
ResponderEliminarCreo que todos hemos leído a "Platero y yo" cuando íbamos al colegio y a mí, me trae un recuerdo maravilloso.
ResponderEliminarMe has provocado ganas de volver a leerlo.
Qué ternura de post.
un besazo
Gran texto el de Platero y yo, y que gran foto! Dan ganas de abrazarlo!!!
ResponderEliminarBesos!!
Frabisa, creo q esto es algo q hay q releer de vez en cuando, porq es como un caramelillo para la tos...
ResponderEliminarUn besico.
Paula, cómo me gusta tu visita! La foto no es mía, es prestada del cyberespacio... pero me pareció tan linda... A menudo visito tu blog, ese espacio delicado y tierno, y me gusta mas cada vez.
ResponderEliminarUn besico, wapa.
A veces me pregunto si Juan ramón de verdad tuvo un borrico... Mi familia tenía uno cuando yo era chico y desde luego, la fama de cabezones les viene que ni pintada...
ResponderEliminar¡Ay! "Platero y yo"
ResponderEliminarSiempre me ha encantado leer y volver a hacerlo esta poesía en prosa (y a Juan Ramón), hasta tal punto que hace ya casi 20 años, me propuse que mi hija mayor la conociese, y el que se la aprendió casi de carrerilla fuí yo.
Un abrazo y... ¡a plantar fuerte!
Cosquillas, los aragoneses tambien tenemos fama de cabezones y lo somos, pero no más q otra gente de otros sitios. Quizás Juan Ramón nunca tuvo un burro, como Asimov jamás tuvo un robot; eso es lo de menos, no te parece?
ResponderEliminarUn besico.
Thomas, yo también me sabía de memoria trozos enteros. Es una poesía tan fresca, tan tierna, q quise ponerla aquí.
ResponderEliminarSiempre eres bienvenido, un besico.
Querida Sara, no te había escrito antes esperando que cambiaras de post, pero como no puedo esperar lo haré, los burros me encantan, de hecho todos los animales (excepto las cucarachas) me gustan (las ratas, serpientes,he insectos en general también). El motivo de no haberlo hecho, es que el Sr. Juan Ramón Jiménez me cae fatal, y no por su poesía, no entrare en esta, lo hace por su terrible relación con su mujer Zenobia Camprubi, a la que fue destruyendo lentamente hasta convertirla en nada.
ResponderEliminarUna mujer brillante, cultísima y con un futuro prometedor, que acabo anulada física y moralmente por su marido, el Sr. J.R.G.
Espero que me disculpes por este comentario, que nada tiene que ver con lo que me gusta tu casa, incluso abstrayéndome de aquello que no me gusta, el poema reconozco que tiene “su aquel”
Un beso enorme.
Petita, hay muchos artistas q me gustan como tales, y cuya vida personal detesto: Neruda, Picasso, Diego Rivera, etc. Pero trato de ver en sus escritos o en su pintura solo eso: lo q veo. Y lo q veo me gusta mucho, me llena, me emociona. No los juzgo mas q por su obra, porq nunca nadie sabrá q hay detrás de determinado comportamiento. Así q la poesía de Juan Ramon Jimenez me gusta mucho, y "Platero" en especial, y ahí me quedo.
ResponderEliminarMuchas gracias por ese comentario tan enriquecedor q hace un poquito mejor esta casa.
Un besico.
Tienes razón Sara, toda la sazón, es solo que soy incapaz de abstraerme de determinadas cosas, como el hecho de que alguien sea capaz de escribir sobre un pequeño burro con esa ternura manifiesta, y después tratar así a su propia compañera.
ResponderEliminarPero es cierto, que si muchas creaciones artísticas las juzgáramos por sus creadores, reduciríamos considerablemente la lista de cosas que nos gustan.
A veces me dejo llevar por sentimientos ajenos a lo que se habla, disculpame.
Un besazo preciosa.
Por favor, nunca dejes de decir lo q sientes; no sé si me gusta más lo sincero q lo hermoso.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande, Petita.
Juan Ramon... ¡Que gran poeta! Y me da la impresion como que ahora no esta de moda, como que soplan otros vientos...
ResponderEliminarUn abrazo, Sara
Siempre me ha parecido un gran poeta a mi también.
ResponderEliminarUn besico, Antiqva.