A mi Madre le decían loca,
pero no era loca, era profesora.
Hablaba diferente. Decía: "Los ojos sirven para escuchar".
Yo tenía diez años de edad.
Un niño no comprende el lenguaje vertical
y pensaba que quizá mi madre era loca.
Cierta vez me armé de valor y le pregunté:
¿Con qué miramos?
Mi madre me respondió: "Con el corazón".
Cuando mi madre se levantaba de buen humor cantaba:
"Hoy me he puesto mi vestido de veinte años".
Yo sabía que no tenía veinte años
y la miraba, nada más.
¿Qué puede hacer un niño, sino escuchar?
Si mi madre estaba triste
decía estar vestida de niebla.
"Hoy tengo ochenta años" -dijo-,
cuando desaprobé un curso.
Al fin pude terminar la educación primaria.
El día de la clausura llegó tarde.
Se disculpó diciendo: "Hijito, me demoré
porque estuve buscando mi vestido
de Primera Comunión, ¿No ves
mi vestido de Primera Comunión?".
Miré a mi madre
y no estaba vestida de Primera Comunión.
Después tuvo ese accidente fatal.
Me llamó a su lado, cogió fuerte mis manos y dijo:
"No tengas pena, la muerte no es para siempre".
Pensé: mi madre no se da cuenta de lo que habla.
Si uno muere es para siempre.
Era niño y no entendía sus palabras.
Ahora tengo cincuenta años
y recién comprendo sus enseñanzas.
Sí, Madre. Podemos tener veinte años
y al día siguiente ochenta.
Todo depende de nuestro estado de ánimo.
Los ojos sirven para escuchar
porque debemos mirar
con atención a quien nos habla.
Para conocer
la realidad esencial de una persona,
tenemos que mirarla con el corazón.
La muerte no es para siempre,
sólo muere lo que se olvida
y a mi madre la recuerdo porque la quiero.
Ahora -en sueños platicamos-
nos reímos de su método de enseñanza.
Aprendí a mirar con el corazón.
Una noche me dijo:
"He notado que te molestas
si tus amigos te dicen loco
y eso no está bien.
Es natural que el hijo de una loca
sea loco".
Entonces -por primera vez-
repliqué a mi madre y le dije:
"Madre, te equivocas,
no siempre el hijo de una loca
tiene que ser loco; a veces es poeta".
Por eso puedo decir con orgullo:
"A mi madre le decían loca,
pero no era loca, era profesora.
Me enseñó a descubrir
la vida después de la muerte".
Max Dextre
Abril de 1936 - Marzo de 1998
Destacado poeta, periodista cultural y conferencista peruano.
sábado, 20 de septiembre de 2008
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A las personas cuerdas, inteligentes y que dicen las verdades, las llaman locas.
ResponderEliminarNada más lejos de la realidad.
Así es, Javier. A veces se necesita toda la cordura del mundo para cometer una locura necesaria.
ResponderEliminarUn beso, gracias por tu visita.
Sara,
ResponderEliminarno sé como agradecerte, no conocía a Max Destre, lo buscaré a ver si leo algo más...
me ha encantado su poema, mucho.
gracias por compartirlo y un beso.
Hola, no se me ocurre muy bien qué decirte, pues prefiero saborear la historia, sin analizarla.
ResponderEliminar¡Qué rico me ha sabido el traguito!
Besos.
Alfaro, encontré ese poema vagando por la red; me gustó mucho y me lo quedé. Lo cierto es q yo he buscado más cosas de ese autor, sin encontrar nada. Si tienes mas suerte q yo, dímelo, por favor.
ResponderEliminarHola, Bacdiras. Es un trago delicioso, verdad?
Besos a ambas.
Q vergüenza...! lo estaba escribiendo mal... Ya lo encontré.
ResponderEliminarPrimero que todo agradecer tu visita y comentario; si es una linda ovejita. Real o no es igual a la mamá loca de la que habla tu poeta. Las palabras justas son aquellas que nos despiertan emociones, sentimientos. Son las que te hacen oler un erfume de misterio, las que se saborean como chocolate, las que se palpan. Las otras puede que sean palabras, pero sin magia.
ResponderEliminarUn abrazo desde Colombia
Carlos Eduardo
Hola, Caselo. Yo creo q todas las palabras tienen su magia, son mágicas por naturaleza: solo hay q sacarla.
ResponderEliminarUn abrazo, gracias por venir.
Me ha encantado! Y además estoy de acuerdo con todo lo que le dijo su madre. Muchas veces entendemos las enseñanzas de maestros y padres con el tiempo.
ResponderEliminarBello Post!
Hola, Malvada Bruja. Es cierto: solo el tiempo nos pone ante los ojos ciertas realidades; damos la razón a nuestros padres cuando ya no los tenemos delante...
ResponderEliminarBienvenida, estás en tu casa.
Un beso.
Que los ojos nos sirven para escuchar es algo obvio, amiga, sobre todo para los que nos movemos por internet.
ResponderEliminarBellisima locura, si es que lo es, al menos para alguien.
Un abrazo, amiga
Es fácil calificar de "loco", al q es diferente, al q siente de otro modo, al q se sale del rebaño, al q se atreve a soñar. Entonces, si q es bellísima su locura.
ResponderEliminarUn abarazo, Antiqva.
Sara, ¡¡qué post más bello!!
ResponderEliminarSu madre no sólo era profesora, era también una persona de una exquisita sensibilidad que vestía de luz sus palabras.
un beso
Pos mira que me ha gustado el post... la muete no es para siempre y un día enemos 20 años y al siguiente 80. yo hoy tengo que irme, pero...
ResponderEliminar"Cuando un tío está en la carcel, al menos sale la voz, porque a la voz no hay quienm la apre, ni rejas ni paredes." -un preso
Hasta el infinito y más allá
Frabisa, con una madre así de especial, es probable q los hijos sean igualmente especiales: mas q locos, poetas.
ResponderEliminarMasakoy, hola. Cuando se pueden tener 80 años y 20 al día siguiente, se comprende q la voz sea libre, a pesar de la cárcel.
Besicos para ambos.