sábado, 12 de diciembre de 2020

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En las noches de invierno, las estrellas se asoman hasta el borde de su cielo y miran hacia abajo, a nuestro pequeño planeta azul. Contemplan los árboles, la hierba, la hojarasca. Y les gusta tanto nuestro confuso mundo, que quisieran tener manos para acariciarlo. Entonces las estrellas se estremecen en sus galaxias de colores magníficos, tiemblan y se desperezan, y se desprenden de partículas de luz impolutas, leves, brillantes, que caen sobre la tierra como un manto de ternura. La gente lo llama escarcha. Pero yo sé que es amor.

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