domingo, 10 de julio de 2016

Sin daños a terceros






Justamente ahora
irrumpes en mi vida,
con tu cuerpo exacto y ojos de asesina.
Tarde como siempre,
nos llega la fortuna.
Tu ibas con él,
yo iba con ella,
jugando a ser felices por desesperados,
por no aguardar los sueños,
por miedo a quedar solos.
Pero llegamos tarde,
te vi y me viste,
nos reconocimos enseguida,
pero tarde.
maldita sea la hora
que encontré lo que soñé,
tarde.
Tanto soñarte y extrañarte sin tenerte,
tanto inventarte,
tanto buscarte por las calles como un loco,
sin encontrarte.
y ahí va uno de tonto;
por desesperado,
confundiendo amor con compañía.
Y ese miedo idiota de verte viejo y sin pareja,
te hace escoger con la cabeza lo que es del corazón.
Y no tengo nada contra ellos,
la rabia es contra el tiempo
por ponerte junto a mí,
tarde.
Ganas de huir;
de no verte ni la sombra,
de pensar que esto fue un sueño o una pesadilla,
que nunca apareciste,
que nunca has existido.
Ganas de besarte,
de coincidir contigo.
de acercarme un poco,
y amarrarte en un abrazo,
de mirarte a los ojos
y decirte bienvenida.
Pero llegamos tarde.
te vi y me viste,
nos reconocimos en seguida,
pero tarde.
Quizás en otras vidas,
quizás en otras muertes.
Que ganas de rozarte,
que ganas de tocarte,
de acercarme a ti y golpearte con un beso,
de fugarnos para siempre,
sin daños a terceros.
Ricardo Arjona

2 comentarios: