Se apagó
hace unos días
llevando a
cuestas
sus casi
noventa veranos.
Conservó
hasta el final
una lucidez
impávida
una memoria
de lago sereno
un fiero
amor por los suyos.
Y así se
rompió
el último
eslabón
de mi
infancia lejana
la última
obligación
que no me
impuso nadie
de llamarla,
y saber.
Sara Royo
No hay comentarios:
Publicar un comentario