Yo vi a la ciudad consumirse en su gozo, arder en los brazos cargadicos de flores; oí cada garganta en un júbilo intenso gritar como una sola. Yo vi una Zaragoza inmortal, abierta, ebria de fervor y alegría, porque los Pilares unen a la gente como un gran abrazo.
No podrá ser este año.
Pero esa ciudad sigue siendo, hoy y siempre, un inmenso altar fragante.
lunes, 12 de octubre de 2020
Doce de octubre
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Muy bueno Sara, me gusta mucho. Hay ahí influencia notoria y buena de Gamoneda. Besos
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonio. Por la visita y el comentario tan amable.
EliminarBesicos.