No importa que mutilen las palabras,
que las fragmenten
y empequeñezcan
en pildoritas leves de fácil tragadera;
no importa que se afanen
en hacerlas falsamente livianas,
edulcoradas, sosas,
insustanciales, bobas,
porque crecen y anidan más allá de la mente;
se arraigan, poderosas,
dentro de corazones que gritan su desgarro
y son claros puñales de luz
y de amargura
clamando, las palabras, a la puesta de sol.
Sara Royo
Fuertes letras!!!
ResponderEliminarUn besico, Hanna.
EliminarGracias por venir.