viernes, 22 de febrero de 2019

Cuando ya no estés




El glaciar continuará su viaje cuando te hayas ido.
Los bosques se mecerán bajo el cielo
y las piedras llenarán los cauces cuando ya no estés.

Aquella chica que besaste en una calle del sur
se sentará en un banco 
y amamantará a su niña.

Las estrellas seguirán su camino gélido y errante,
las pezuñas de los caballos resonarán en el bosque.

El musgo ocupará las grietas cuando tú no estés,
se estremecerán las alondras,
la hoz relumbrará sin pausa.

Jadearán las noches de voz dulce,
las mareas robarán el sueño a las playas.

Habrá cuerpos enlazados en jergones
que alguien limpiará por la tarde.

Los niños correrán en los patios,
las avispas caerán sobre la fruta
como minúsculos aviones lacados.

Dejarán lirios en tu tumba cuando no estés,
cuando solo seas linaje o memoria.

Los hombres gemirán, zarparán, 
seguirán amando cuando tú no estés.

Evocarán tu nombre en una plaza,
y serás olvido en la luz de mayo.

Llamarán a la puerta cuando tú no estés:
eso será lo peor,
lo más triste,
lo glacial,
lo imprevisible.

Dejarán una carta con tu nombre en el buzón
y el viento cerrará la puerta,
pues ese es el último sonido que nos espera.

Y esos días sin ella cuando tú no estés,
todas esas vísperas arrebatadas
cuando ya no estés.


Miguel Paz Cabanas

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