domingo, 3 de septiembre de 2017

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Un día, sin previo aviso, te sorprende la verdad.
Simplemente jugabas a los detectives y te das de bruces con una realidad incómoda, levemente dolorosa. No era como pensabas. Te han mentido otra vez.
Desde esa atalaya puedes ver, observar. Sin que te reconozcan.
No pasa nada, porque ya habías decidido poner distancia. Estas cosas no hacen sino ratificar el pálpito, la sensación de que ya está bien. Punto final.
La vida sigue y te enseña. Y ya casi es otoño.

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