viernes, 9 de diciembre de 2016

Erase una vez una princesa





Erase una vez una princesa
que tenía una torre como casa
una espina abrigándole los huesos
y el partido corazón lleno de grapas.
La princesa era fuerte y valerosa
y bajaba a menudo de la torre
respiraba su miedo, lo asumía
y se encerraba de nuevo a media noche.
Poco a poco, como en la primavera
se llenaron las manos de ternura
y de grietas los muros de su almena
y de pecas el rostro de la luna.
Ahora tiene un dolor en la rodilla
y le cuesta subir las escaleras
pero guarda su llave y la conserva
por si vuelve a perderse en la tormenta.

Sara Royo

4 comentarios:

  1. Ya tendrá artrosis y reuma la pobre... :(
    Besos y salud

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  2. ni por la rodilla ni por la tormenta, sera necesario que la princesa tenga que volver a subir la torre.

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