miércoles, 2 de noviembre de 2016

¿No me debes una estrella fugaz?



Es ese algo que no sé lo que me vuelve como loco, de ti
o hacer la cucharita -oh my god-
contigo o tú de tuerca y yo hacer de tornillo entre las sábanas
cri cri cri
como pequeños y adorables (tan brillantes) insectos metálicos.
No es que tengas scanners en los ojos ni infrarojos, rayos x,
periscopios
ni esa luz ultravioleta o que lo quieran todo-todo-todo-todo.
Es otra cosa.
Pero no sé si de este mundo o si es el pío pío de tus labios
o ir en barco hasta tu lado de la cama, tú,
que todo lo inundas, ten piedad.
Tú, mi amorrrrrrrrr de muchas erres, ten piedad.
No me señales con tu único dedo como si fuera la cena de esta noche y
ten piedad.
Tengo huesos que casi ya no me obedecen y estas ganas terribles
de comer chocolate todo el tiempo.
¿Nunca te duele la cabeza?
¿Por qué nunca me sale decir no?
¿Existe nunca? ¿Dónde está?
¿Sirvió de algo dar la vuelta ochenta veces en un mundo,
arreglar tostadoras,
levantar de su tumba a Baudelaire y
pintar las paredes del Olimpo, de rosa palo?
Porque partí por donde el alba y como Sirio vuelvo
cada noche a pronunciar tu nombre en vano.
Con las manos vacías, es cierto.
Pero mirá, mirá que cicatrices...
Yo, modelo de señor B-34, te amo.
Y aún no sé por qué.
Creo (que alguien apague esa luz) que por eso le he puesto tu nombre a
mi último cartucho.

Billy MacGregor

4 comentarios:

  1. Que texto tan curioso, parece sacado de contexto...
    Besos y salud

    ResponderEliminar
  2. Yo creo q Billy MacGregor es un poeta formidable. Transgresor, tierno, valiente. Yo soy muy fan.
    Besicos, Genin.

    ResponderEliminar
  3. Me gusta este tipo. jajajaaja. Y no voy a negar que la elección también.

    ResponderEliminar