jueves, 13 de octubre de 2016

Sin latitud



Sé de este viento entre las ramas de los árboles,
que me trae tu voz
desde tan lejos.
Que me cierra los párpados como si ya estuviera muerto
y que me clava, como anzuelos, al cielo de la boca las letras de tu nombre:
“Te todo”.
Te amodio y te pero y te pufff y te plof.
Te sí y te no. Te casi huy, a veces con mis propias manos
y otras te y te y te y te sobre la lavadora.

Y me gusta que me duelas así, bajito, como una canción de cuna.
Hablar con la almohada. De tú a tú. Buscar tu mano. Casi tocarla.

Y aunque no siempre es suficiente sigo vivo.

Incluso me han salido tres hojitas.



Billy MacGregor

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