viernes, 29 de abril de 2016

Huir



Hay un momento en el que dejamos de huir, aunque sigamos corriendo.
Porque huimos por inercia. Corremos para sobrevivir. Nos alejamos de lo que nos da miedo. No cabe un pétalo más en esa rosa, así que nos escapamos como el agua entre los dedos.
Hasta ese instante en el que sabes que ya. No quedan más puertas ni más salidas.
Te han alcanzado . Deberías parar de correr. Y no puedes. Aunque ya hayas parado.

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