Donde fuiste feliz alguna vez
no debieras volver jamás: el tiempo
habrá hecho sus destrozos, levantando
su muro fronterizo
contra el que la ilusión chocará estupefacta.
El tiempo habrá labrado,
paciente, tu fracaso
mientras faltabas, mientras ibas
ingenuamente por el mundo
conservando como recuerdo
lo que era destrucción subterránea, ruina.
Si la felicidad te la dio una mujer
ahora habrá envejecido u olvidado
y sólo sentirás asombro
-el anticipo de las maldiciones.
Si una taberna fue, habrá cambiado
de dueño o de clientes
y tu rincón se habrá ocupado
con intrusos fantasmagóricos
que con su ajeneidad, te empujan a la calle, al vacío.
Si fue un barrio, hallarás
entre los cambios del urbano progreso
tu cadáver diseminado.
No debieras volver jamás a nada, a nadie,
pues toda historia interrumpida
tan sólo sobrevive
para vengarse en la ilusión, clavarle
su cuchillo desesperado,
morir asesinando.
Mas sabes que la dicha es como un criminal
que seduce a su victima
que la reclama con atroz dulzura
mientras esconde la mano homicida.
Sabes que volverás, que te hallas condenado
a regresar, humilde, donde fuiste feliz.
Sabes que volverás
porque la dicha consistió en marcarte
con la nostalgia, convertirte
la vida en cicatriz;
y si has de ser leal, girarás errabundo
alrededor del desastre entrañable
como girase un perro ante la tumba
de su dueño... su dueño... su dueño...
Félix Grande
no debieras volver jamás: el tiempo
habrá hecho sus destrozos, levantando
su muro fronterizo
contra el que la ilusión chocará estupefacta.
El tiempo habrá labrado,
paciente, tu fracaso
mientras faltabas, mientras ibas
ingenuamente por el mundo
conservando como recuerdo
lo que era destrucción subterránea, ruina.
Si la felicidad te la dio una mujer
ahora habrá envejecido u olvidado
y sólo sentirás asombro
-el anticipo de las maldiciones.
Si una taberna fue, habrá cambiado
de dueño o de clientes
y tu rincón se habrá ocupado
con intrusos fantasmagóricos
que con su ajeneidad, te empujan a la calle, al vacío.
Si fue un barrio, hallarás
entre los cambios del urbano progreso
tu cadáver diseminado.
No debieras volver jamás a nada, a nadie,
pues toda historia interrumpida
tan sólo sobrevive
para vengarse en la ilusión, clavarle
su cuchillo desesperado,
morir asesinando.
Mas sabes que la dicha es como un criminal
que seduce a su victima
que la reclama con atroz dulzura
mientras esconde la mano homicida.
Sabes que volverás, que te hallas condenado
a regresar, humilde, donde fuiste feliz.
Sabes que volverás
porque la dicha consistió en marcarte
con la nostalgia, convertirte
la vida en cicatriz;
y si has de ser leal, girarás errabundo
alrededor del desastre entrañable
como girase un perro ante la tumba
de su dueño... su dueño... su dueño...
Félix Grande
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A mi siempre me gusta volver una y otra vez a los lugares de mis buenos recuerdos, no siempre los he encontrado tan distintos...
ResponderEliminarBesitos y salud
Es verdad, dicen que al amor hay que dejarlo cuando está en la cima, antes de que se empiece a deteriorar, lo cual no es nada fácil, por supuesto.
ResponderEliminarsaludos
http://lulurulitos.blogspot.com
Qué certeza tan amarga
ResponderEliminarMaravilloso el mensaje y la forma de contarlo.
ResponderEliminarPersonalmente, vuelvo a mis lugares demasiado a menudo. Mi mundo es pequeño y mi memoria enorme.
Besos.
Nihilista la poesía, pero el sentimiento nihilista ya es de por sí contraproducente pues crees en algo, en la nada. La nada se erige así como único principio pero es un principio.
ResponderEliminarLo importante es encontrar algo que narcotice los abusos de la nostalgia. Si lo hallas, házmelo saber, por favor.
Un abrazo.
Me encantó el poema. No lo conocía. Volver... Siempre volver...
ResponderEliminarSaludos.
Un placer, pasar por aquí.
Genin,
ResponderEliminarpues volver tiene el peligro de querer quedarse, y a veces es imposible...
Maru,
no creo q haya q dejar nada cuando está en la cima, y menos el amor. Pero sí q hay q saber cuando algo ya no está. Y hay q dejarlo ir.
Antifaz,
qué enorme trampa es la memoria, verdad?
Goahte,
si encuentro tu elixir, o el mío, te lo haré saber.
Besicos para todos.
Rubentxu, bienvenido. Estás en tu casa.
ResponderEliminarUn besico.
En plena promoción de nuestro tercer disquito es complicado sacar tiempo para nada, pero hoy me quedo a tomar un cafelito en tu rinconcito. Besos y mordiscos.
ResponderEliminarMiguel, mucha suerte con ese disco. Siempre es un placer verte por mi casa, aunq yo tampoco la frecuente mucho últimamente.
ResponderEliminarUn besico.