lunes, 30 de septiembre de 2024

...


En esta soledad 

que no lo es

camino a paso firme

la mirada en la estrella

del minuto de vida

que completa mis horas

mis días y mis años.

Es otoño otra vez

y todo se renueva.

El suelo se va abrigando

con colores que me invitan

a un café

una vez más.

En la perfecta luz

de la mañana

yo agradezco

yo agradezco.


Sara Royo


 

domingo, 22 de septiembre de 2024

Otoño


Ayer aún era verano. Atravesé bosques umbríos, praderas de esmeraldas, ríos constantes. Pasé por meandros de una niebla que nos envolvía con la delicadeza de la leve gasa; vi helechos magníficos, reinando en el suelo propicio. Vi girasoles cabizbajos, hundidos en la pena de los días ya sin su sol imprescindible, todos hacia el mismo lado, como un ejército vencido y triste. Toqué la pared de piedra milenaria de la cueva, respiré su frío y su humedad de siglos, en cuyo aire se sentía el mismo hálito de vida de la gente que primero la habitó. Me asomé a pozas color turquesa que recogen el fruto de altas cataratas,  quizás el hogar secreto de las ninfas del agua, seguramente agazapadas y escondidas entre los líquenes y el musgo, ocultas a nuestras miradas. Paseé por un pueblo de cuento, cuyos habitantes debieron hacer el juramento de dejar morir de sed a los visitantes. Reí, me sentí cómoda y acompañada, presente y plena al lado de las personas que he elegido tener cerca. El último día del verano no pudo ser más bonito.

Y hoy, ya es otoño.
 

viernes, 13 de septiembre de 2024

...


 

La armonía hecha carne tú eres, 
el resumen genial de lo lírico.
En ti duerme la melancolía,
el secreto del beso y del grito.

Dulcísima. Dulce. Este es tu adjetivo.
Dulce como los vientres de las hembras.
Dulce como los ojos de los niños.
Dulce como las sombras de la noche.
Dulce como una voz. o como un lirio.

Federico García Lorca

domingo, 1 de septiembre de 2024

Septiembre



Septiembre comienza nublado, lluvioso. Agradezco este anticipo del otoño que amo; no me gusta el verano y no lo llevo bien. Es como si la vida volviera a reajustarse, como si las cosas se colocaran de nuevo, se pusieran en su sitio. La tierra, sedienta, traga la lluvia que se derrama, bendiciendo el suelo y los árboles. Escucho rugir los truenos con pavorosa admiración, porque me gustan las tormentas, esa belleza terrible. Me siento un poco más viva, un poco más fuerte, un poco más yo; eso es lo que el cambio de estación hace conmigo. Porque aún no es otoño, pero en mi corazón, lo es.