miércoles, 7 de noviembre de 2018

Litio




Mordí a un perro.
Helé las venas en mi sangre.
Sembré las plantas de los pies; tuve en mis manos el pájaro de ciento
y lo eché a volar.
Le di la espalda a todo lo que amé
alguna vez.
Y tiemblo, tiemblo como las hojas de los árboles antes de caer.
Y lloro gordo y de seguido ríos que no llegan al mar y tengo miedo y
me atraganto con el único nombre que no puedo nombrar.
Porque me duele. Porque ya todo me duele.
Se me enredan las letras. Se me olvidan las palabras.
Amor; ojo; submarino; cazuela; perdiz; calamidad; proeza; sitio...
Los días son más largos, con más noche, más oscuros, casi
amargos
como la hez de un ñu.
Fríos como el frío de un niño recién muerto.
Y a veces
esa luz.

Billy MacGregor

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