martes, 23 de febrero de 2016

Dos pétalos de rosa




Ella vino sonriendo.
Tenía en los ojitos
la luz de mil estrellas.
Entonces, despacito,
como quien da un secreto,
puso un beso en la punta
de mi yaya nariz
y otro beso callado
en la piel de mis labios.
Dos pétalos de rosa.
Dos caricias apenas
de su boca a mi alma.
Y entonces todo el día
cobró sentido y forma,
se perfumó mi tarde.
Porque ella es poderosa
y guarda en su bolsillo
la llave de mi risa.


Sara Royo


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