Me ha sorprendido la primavera en Alcalá (mi ciudad bordada de cigüeñas) y ha sido como un soplo casi inadvertido, como un guiño al atardecer; algo q casi se intuye q está pasando, pero a lo q no se dá demasiada importancia. Y es q yo estaba distraída con la vida y la sonrisa y ese tiempo q allí parece volar mientras me enreda entre lo cotidiano y lo extraordinario, entre lo q no es y será siempre, entre los pedazos de este corazón fragmentado y disperso.
Otra primavera, bendita sea.
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