jueves, 30 de abril de 2020

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Ha vivido mucho. La vida va poniendo zancadillas, retos, pero también llena de color cada minuto que siente la inocencia de sus nietos, gotitas de su lluvia, pajarillos de su nido. 
Su corazón es como un libro gordo con muchos tachones, algunos subrayados; un libro que se sigue escribiendo con una pluma usada, mientras haya tinta. 
Sabe, aunque lo niegue, que sigue habiendo rosas. El amor sigue estando prendido de su cuello, a pesar de esquivarlo detrás de cada esquina. Esta extraña primavera de ausencia de caricias guarda, dentro de su caja, mil pétalos fragantes, la risa de un imperio, todo el calor del sol.
Y en los ojos oscuros, profundos y cansados, navega muchas veces una lágrima rebelde, que resbala, salobre, con nostalgia del mar.

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