Sigue el tiempo nublado, apático, triste.
Parece que las noticias, aquí, no empeoran.
Se abre una rendija a la esperanza, se relentizan los pasos del miedo.
Yo trato de no espantar al ruiseñor que, de cuando en cuando, se posa brevemente en el quicio de mi alma y que aún no se ha atrevido a cantar.
En esta ciudad vacía, el dolor todo lo llena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario