viernes, 3 de abril de 2020

Pajarillos




Los veo cada tarde, a las ocho. 
Aplaudo desde mi terraza del tercer piso y en los bloques que tengo enfrente, en el bajo, ahí están. 
Tres niños de diferentes edades sacan los brazos entre las rejas y dan palmas con el entusiasmo de quien acaba de presenciar un espectáculo maravilloso. 
Sonríen, gritan, parecen felices. Sus manos, como palomas al vuelo que pudieran remontar y trascender estos tragos de dolor. 
Así es cada tarde, a las ocho. 
Pajarillos confinados. Y de fondo, su alegría.


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