(Foto de Pedro Sabalete)
En unas horas habremos dado fin a un año poco fácil.
Las cosas van y vienen, ya se sabe. Pero, en
ocasiones, son más las que se van. Cosas que no siempre son cosas: un trabajo,
un sentido, una estabilidad, una manera de vivir…
Vino él. Eso es lo mejor de este año. La llegada
de ese niño dulce, con su arsenal de vida y de esperanza.
Así se juega a esto. No siempre tocan buenas
cartas, pero se hace lo mejor que se puede con las que se tiene. Y tampoco son
tan malas, porque la sonrisa de ella aleja cualquier tormenta, y hay tanto
cariño cerca que miras a tus hijos y se recoloca el mundo. Ese mundo absurdo
que se separa, que mata y muere por motivos idiotas y del que me bajaría con
mucha frecuencia.
Amistades que se fueron, amistades que llegaron.
Amistades de siempre, ahí, inamovibles como un acantilado protector. Gente
llena de calor, de luz. Mi gente.
Me despido de este año. Ojala el nuevo nos
traiga más y mejor de todo. O, como dice una amiga mía, que no nos falte lo
necesario.
Pero, sobre todo, que no nos faltemos los unos a
los otros. Que sepamos estar cerca, cuidarnos, escucharnos, ayudarnos, querernos.
Que así sea. Desde el corazón os deseo un año entero de amor. Del mejor de los
amores: el amor por la vida.
Muchas gracias por la parte que me toca... :)
ResponderEliminar¡Feliz 18!
Besos y salud
Feliz año, Gegin. Que sea maravilloso para ti.
ResponderEliminarUn besico.