sábado, 14 de junio de 2025

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“Cada vez soy más consciente de que uno se convierte en lo que mira, en lo que recuerda, en lo que anhela, en lo que transmite. Ahora sé que el futuro comienza hoy y depende de lo que elijo ver, de lo que me permito decir, de lo que quiero recordar y de lo que decido amar".

Laura Esquivel

martes, 10 de junio de 2025

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"La Tierra no es más que un pequeñísimo grano en medio de la vasta arena cósmica.
Piensa en los ríos de sangre derramada por tantos generales y emperadores con el único fin de convertirse, tras alcanzar el triunfo y la gloria, en dueños momentáneos de una fracción del puntito. Piensa en las interminables crueldades infligidas por los habitantes de un rincón de ese pixel a los moradores de algún otro rincón, en tantos malentendidos, cuan impacientes están por matarse unos a otros, en el fervor de sus odios.
Se ha dicho en ocasiones que la astronomía es una experiencia que enseña humildad y forma caracteres. Quizá no hay mayor ejemplo de lo estúpida que es la arrogancia humana que esta imagen distante de nuestro diminuto mundo. Para mi, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos mejor los unos a los otros, y preservar y valorar ese pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido."


Carl Sagan

sábado, 7 de junio de 2025

Mi tía Carmen


 

Se apagó hace unos días

llevando a cuestas

sus casi noventa veranos.

Conservó hasta el final

una lucidez impávida

una memoria de lago sereno

un fiero amor por los suyos.

Y así se rompió

el último eslabón

de mi infancia lejana

la última obligación

que no me impuso nadie

de llamarla, y saber.


Sara Royo

martes, 3 de junio de 2025

Chica de luz



Entre gacetas y almanaques,
sentada a contraluz,
se atusa el pelo mi chica 
y pone a la tarde 
(y a las sábanas y los pájaros)
ojos de arrullo.
Dicen que lleva puntillas 
y un marcapasos de cromo.
Cuenta dos años en España,
vino de la guerra (una de ellas)
y la desahuciaban, 
por frágil, 
los de la Seguridad Social.
Me da la prensa con una sonrisa 
y me pregunta por mi padre muerto.
Imagino su marcapasos como una caja de música,
el soldadito de plomo y su bailarina, 
uno al lado del otro,
esmalte de ojos,
tersura de labios,
el dogma del hueco y del latón.
Me dice que le duele la cadera
y que el tiempo, 
herbolario caprichoso, 
es una mudanza sutil.
Le dan pocos años de vida.
Muy pocos.
Pasó la juventud viendo caer bombas,
pero esboza una sonrisa y baila
(el dolor a contraluz una danza)
el tango grácil y liviano,
humo de escombro y colibrí,
y en la penumbra de caramelo,
diapasón invisible,
oigo, 
diminuto,
el gong de su corazón.


Miguel Paz Cabanas

domingo, 1 de junio de 2025

Luis Miguel Rabanal


 Se ha ido el poeta. Por fin se ha liberado del cuerpo que le ataba y ya vuela libre, hasta el horizonte y más lejos aún. Permanecerá, como los grandes permanecen, en sus palabras eternas, en sus poemas, en sus libros, en nuestros corazones. Deja, creo, alguna obra inédita que MJ (para mi, siempre Alfaro) esa mujer increíble y enorme poeta también, espero nos permita descubrir.

Mi modesto homenaje, desde el dolor de su partida, solo puede contener sus versos. Que la tierra te sea ligera, amigo. Hoy la vida duele un poquito más.


"Se abre una puerta y retrocede el pavor, una sombra que aturde y lastima la ausencia del frío, la ausencia de aquello que no amarga.

Nada ha cambiado en el cuerpo que me atañe y requiere de una bondad  similar a la tuya.

Parece embuste esta compasión.

Llegan de muy lejos los pájaros."


Luis Miguel Rabanal, Postrimerías

sábado, 31 de mayo de 2025

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No se si estaba herida, o cansada, o triste. Cuando la vi allí, en la ventana del viejo edificio de Trinitarios, me acerqué con cuidado a mirarla. No quería asustarla. Me observó sin asombro, sin curiosidad. Yo le pregunté, bajito, si se encontraba bien, por esta manía mía de hablar con cualquier ser, vivo o aparentemente no, que percibo necesitado. Ella me miró sin miedo. Me pareció que solo buscaba descansar en su refugio, reposar quizás de la primavera, de la ciudad, de la vida. Me tomé la libertad de hacer esta foto, para recordar que, ni siquiera tener alas te hace inmune a las cosas que no te dejan volar. Y seguí mi camino, pensando en ella.

viernes, 30 de mayo de 2025

Posibilidades


 

Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del Warta.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar a la humanidad.
Prefiero tener a la mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Prefiero hablar de otra cosa con los médicos.
Prefiero las viejas ilustraciones a rayas.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas
a lo ridículo de no escribirlos.
Prefiero en el amor los aniversarios no exactos
que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas
que no me prometen nada.
Prefiero la bondad astuta que la demasiado crédula.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas
del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras tampoco mencionadas.
Prefiero el cero solo
al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo insectil al estelar.
Prefiero tocar madera.
Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad
de que el ser tiene su razón.

Wislawa Szymborska

domingo, 18 de mayo de 2025

Dieciocho de mayo

 


Por la mañana, temprano, supe que aquel dolor anunciaba, por fin, el momento. Las contracciones no eran frecuentes, así que, tranquilamente, recogí la ropa seca de las cuerdas, la doblé y la guardé. Aquello iba rápido. Me metí al baño a darme una ducha, y mi hijo de tres años y medio, como tantas otras veces, dijo que se duchaba conmigo. Cuando llegaba el dolor fuerte, yo resoplaba respirando, tal como me habían enseñado, y él resoplaba conmigo, y me daba la risa, y el ejercicio me parece que perdía mucha eficacia. 

La bolsa del hospital ya estaba preparada desde tiempo atrás. Llegamos a la casa de mis padres, donde íbamos a dejar a Diego mientras yo andaba ocupada en lo mío, y mi padre, sin decir nada, cogió su chaqueta y se metió en el coche con nosotros. No pidió opinión ni permiso, solo vino. Recuerdo la emoción de mi yaya, con lágrimas en sus ojos, mientras me despedía y me deseaba una horica corta. Y la seriedad de mi madre, callada. 

Cuando llegamos al hospital, la puerta de mi cuerpo ya estaba bastante abierta. Aún así estuve en una sala con otras mujeres, poco tiempo por fortuna, porque alguna gritaba mucho y yo no decía ni una palabra, y todo eso me resultaba más perturbador que mi propio dolor.

Mi parto fue una clase práctica de obstetricia: el paritorio estaba lleno de estudiantes, con el médico explicando cada maniobra que hacía. En realidad, me importaban poco tantos espectadores. Yo estaba a lo mío, a respirar, a hacer ese trabajo de la mejor manera.

No tardó en asomar la cabeza. En un tiempo sin epidural, el momento de la expulsión era el más liberador, el más sencillo.

Y allí estaba Diana. Magnífica y lustrosa, con los ojitos abiertos a un mundo por conocer, sanita, completa, perfecta. Volví a sentir el vacío de mi vientre desocupado, y una especie de miedo ante la incertidumbre de esa vida nueva que había salido de mi; la revolución loca de mis hormonas y el tremendo cansancio. 

Pido a quien corresponda no olvidar nunca todo esto, porque recuerdos como este me hacen sentir de nuevo el momento, y está lleno de belleza.

Hoy hace cuarenta años de eso. Felicidades, hija.


miércoles, 14 de mayo de 2025

Tiempo de celindas


Hacia finales de curso, cuando la primavera mordía con su calor, una tapia grande, camino del cole, se cuajaba de celindas. Cada día, a la salida de clase, camino a casa, durante un tramo me acompañaba el aroma sutil y penetrante de las pequeñas flores, tan perfectas en sus pétalos de nieve, tan atrevidas con el amarillo de sus estambres. Había muchísimas y no me sentía una ladrona si arrebataba alguna a la pared, y así podía olerlas cuando dejaba atrás la tapia.

Tantos años después, cerca de mi casa de ahora, crece un arbusto de celindas. Esta vez sí me sentí un poco delincuente al robar tres florecillas, porque esa fragancia me devolvió a otro tiempo, a la persona que fui, a la niña que crecía sin saberlo, y no me pude resistir al delito. Las puse en un vasito con agua. Durante dos o tres días, me siguieron regalando su aroma. Me recordaron, de manera precisa, lo frágil que puede ser el recuerdo, y lo fuerte que permanece en la mente un olor, una sensación, una emoción. Tan presente, aún, en el tiempo de celindas.

miércoles, 26 de marzo de 2025

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 No ha empezado bien la primavera.

viernes, 21 de marzo de 2025

Frágil


Frágil. Eres frágil. No esa roca donde el mar estalla, no ese bosque que detiene las tormentas. No esa mujer capaz de enfrentar lo que sea. A veces te rompes, te puede el dolor y el miedo. Y dejas de ser todopoderosa. Te escondes para lamer las heridas, que son saladas, como las lágrimas, y esperas. Porque sabes que te retomarás, te recuperarás, saldrás de nuevo a flote y navegarás con tus altas velas desplegadas. Porque eres frágil y fuerte. Solo hay que resistir un poco más. Y habrás vencido, otra vez.

viernes, 14 de marzo de 2025

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Así como toda flor se enmustia y toda juventud cede a la edad,
así también florecen sucesivos los peldaños de la vida;
a su tiempo aflora toda sabiduría, toda virtud,
mas no les es dado durar eternamente.
Es menester que el corazón, a cada llamamiento,
esté pronto al adiós y a comenzar de nuevo,
esté dispuesto a darse, animoso y sin duelos,
a nuevas y distintas ataduras.
En el fondo de cada comienzo hay un hechizo
que nos protege y nos ayuda a vivir.
Debemos ir serenos y alegres por la Tierra,
atravesar espacio tras espacio
sin aferrarnos a ninguno, cual si fuera una patria;
el espíritu universal no quiere encadenarnos:
quiere que nos elevemos, que nos ensanchemos
escalón tras escalón. Apenas hemos ganado intimidad
en un morada y en un ambiente, ya todo empieza a languidecer:
sólo quien está pronto a partir y peregrinar
podrá eludir la parálisis que causa la costumbre.
Aun la hora de la muerte acaso nos coloque
frente a nuevos espacios que debamos andar:
las llamadas de la vida no acabarán jamás para nosotros…
¡Ea, pues, corazón arriba! ¡Despídete, estás curado!


Hermann Hesse,
Las llamadas de la vida no acabarán jamás para nosotros…

domingo, 2 de marzo de 2025

Marzo

Marzo bajo la lluvia. Como si hubiera una nostalgia del invierno, estos días están siendo fríos. 

Febrerillo, el loco, pasó atropelladamente, saturado de prisa, citas y decisiones, azotando al tiempo con la premura de sus días escasos. 

En este camino hacia la inevitable primavera, vamos. El mundo está convulso, en manos de locos poderosos. Trato de no pensarlo. Cae el agua del cielo, bondadosa y queda, como si pudiera borrar el mal y el error. El aire está más limpio en mi ciudad. Brillan las hojas de los árboles. 

 

lunes, 20 de enero de 2025

Primera persona


Yo, primera persona del singular.

Yo tengo

Pero Yo no soy Tengo
porque
si un huracán se lleva todo
y me deja tan solo con lo puesto.
Yo seguiría siendo.

Yo estoy.

Pero, atención,
porque aunque cambie de lugar,
aunque cambie de barrio y de ciudad
yo sigo siendo.

Por las noches yo duermo
pero no soy Dormir
porque cuando despierto
sigo siendo

Yo canto.
¿Y si no canto?
Yo juego.
¿Y si no juego?

Yo estoy aqui y allá
yo tengo, yo no tengo
yo canto y desencanto
yo esta tarde no juego
pero yo sigo siendo.

Yo soy yo cuando Soy.

No soy Tener.
No soy Estar.
Yo soy
Ser
en primera persona del singular.

Liliana Bodoc

 

miércoles, 15 de enero de 2025

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Hay un momento en el día, cuando el cielo arde con una belleza ígnea y explosiva, recortando siluetas de árboles y casas, abriendo los brazos al terciopelo oscuro de la noche.

Nunca he sabido por qué el atardecer me produce tanta pena.

martes, 14 de enero de 2025

Quizá la más querida


Me diste la intemperie,
la leve sombra de tu mano
pasando por mi cara.
Me diste el frío, la distancia,
el amargo café de medianoche
entre mesas vacías.

Siempre empezó a llover
en la mitad de la película,
la flor que te llevé tenía
una araña esperando entre los pétalos.

Creo que lo sabías
y que favoreciste la desgracia.
Siempre olvidé el paraguas
antes de ir a buscarte,
el restaurante estaba lleno
y voceaban la guerra en las esquinas.

Fue una letra de tango
para tu indiferente melodía.

Julio Cortázar, de "Salvo el crepúsculo"

 

jueves, 9 de enero de 2025

Los muros



Hay poemas de amor que solo se escriben 
en los muros,
muros desconchados,
nocturnos,
devorados por la soledad.
Los he visto en ciudades malditas,
en estaciones desoladas,
en callejones donde no penetraba la luz.
Caminaban por su filo gatos viejos 
y mañanas gimiendo desnudas.
En los muros de la infancia 
no son necesarios los mensajes de amor
(tampoco al final,
en la alcoba vacía,
cuando las sábanas languidecen).
Pero, 
escuchad,
hay un muro donde todo acaba,
donde todo deja de ser,
donde sobran las palabras.
El ruiseñor no canta entre sus púas,
nunca lo hace.
Podrías grafitearlo sin descanso,
pues la lluvia borra su memoria 
y desde las ventanas de los coches 
(solitarios, nocturnos)
parecen brochazos de Dios.
Piedad de los versos en los muros del amor,
donde escribí tu nombre por primera vez,
donde te besé a hurtadillas
y se alejaron mis manos de tu espalda.
Los poemas de los muros,
cuando nadie los lee,
se parecen a callejones sin luz.

Miguel Paz Cabanas