sábado, 14 de junio de 2025
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martes, 10 de junio de 2025
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sábado, 7 de junio de 2025
Mi tía Carmen
Se apagó
hace unos días
llevando a
cuestas
sus casi
noventa veranos.
Conservó
hasta el final
una lucidez
impávida
una memoria
de lago sereno
un fiero
amor por los suyos.
Y así se
rompió
el último
eslabón
de mi
infancia lejana
la última
obligación
que no me
impuso nadie
de llamarla,
y saber.
Sara Royo
martes, 3 de junio de 2025
Chica de luz
Entre gacetas y almanaques,
sentada a contraluz,
se atusa el pelo mi chica
y pone a la tarde
(y a las sábanas y los pájaros)
ojos de arrullo.
Dicen que lleva puntillas
y un marcapasos de cromo.
Cuenta dos años en España,
vino de la guerra (una de ellas)
y la desahuciaban,
por frágil,
los de la Seguridad Social.
Me da la prensa con una sonrisa
y me pregunta por mi padre muerto.
Imagino su marcapasos como una caja de música,
el soldadito de plomo y su bailarina,
uno al lado del otro,
esmalte de ojos,
tersura de labios,
el dogma del hueco y del latón.
Me dice que le duele la cadera
y que el tiempo,
herbolario caprichoso,
es una mudanza sutil.
Le dan pocos años de vida.
Muy pocos.
Pasó la juventud viendo caer bombas,
pero esboza una sonrisa y baila
(el dolor a contraluz una danza)
el tango grácil y liviano,
humo de escombro y colibrí,
y en la penumbra de caramelo,
diapasón invisible,
oigo,
diminuto,
el gong de su corazón.
Miguel Paz Cabanas
domingo, 1 de junio de 2025
Luis Miguel Rabanal
Se ha ido el poeta. Por fin se ha liberado del cuerpo que le ataba y ya vuela libre, hasta el horizonte y más lejos aún. Permanecerá, como los grandes permanecen, en sus palabras eternas, en sus poemas, en sus libros, en nuestros corazones. Deja, creo, alguna obra inédita que MJ (para mi, siempre Alfaro) esa mujer increíble y enorme poeta también, espero nos permita descubrir.
Mi modesto homenaje, desde el dolor de su partida, solo puede contener sus versos. Que la tierra te sea ligera, amigo. Hoy la vida duele un poquito más.
"Se abre una puerta y retrocede el pavor, una sombra que aturde y lastima la ausencia del frío, la ausencia de aquello que no amarga.
Nada ha cambiado en el cuerpo que me atañe y requiere de una bondad similar a la tuya.
Parece embuste esta compasión.
Llegan de muy lejos los pájaros."
Luis Miguel Rabanal, Postrimerías
sábado, 31 de mayo de 2025
...
No se si estaba herida, o cansada, o triste. Cuando la vi allí, en la ventana del viejo edificio de Trinitarios, me acerqué con cuidado a mirarla. No quería asustarla. Me observó sin asombro, sin curiosidad. Yo le pregunté, bajito, si se encontraba bien, por esta manía mía de hablar con cualquier ser, vivo o aparentemente no, que percibo necesitado. Ella me miró sin miedo. Me pareció que solo buscaba descansar en su refugio, reposar quizás de la primavera, de la ciudad, de la vida. Me tomé la libertad de hacer esta foto, para recordar que, ni siquiera tener alas te hace inmune a las cosas que no te dejan volar. Y seguí mi camino, pensando en ella.
viernes, 30 de mayo de 2025
Posibilidades
domingo, 18 de mayo de 2025
Dieciocho de mayo
Por la mañana, temprano, supe que aquel dolor anunciaba, por fin, el momento. Las contracciones no eran frecuentes, así que, tranquilamente, recogí la ropa seca de las cuerdas, la doblé y la guardé. Aquello iba rápido. Me metí al baño a darme una ducha, y mi hijo de tres años y medio, como tantas otras veces, dijo que se duchaba conmigo. Cuando llegaba el dolor fuerte, yo resoplaba respirando, tal como me habían enseñado, y él resoplaba conmigo, y me daba la risa, y el ejercicio me parece que perdía mucha eficacia.
La bolsa del hospital ya estaba preparada desde tiempo atrás. Llegamos a la casa de mis padres, donde íbamos a dejar a Diego mientras yo andaba ocupada en lo mío, y mi padre, sin decir nada, cogió su chaqueta y se metió en el coche con nosotros. No pidió opinión ni permiso, solo vino. Recuerdo la emoción de mi yaya, con lágrimas en sus ojos, mientras me despedía y me deseaba una horica corta. Y la seriedad de mi madre, callada.
Cuando llegamos al hospital, la puerta de mi cuerpo ya estaba bastante abierta. Aún así estuve en una sala con otras mujeres, poco tiempo por fortuna, porque alguna gritaba mucho y yo no decía ni una palabra, y todo eso me resultaba más perturbador que mi propio dolor.
Mi parto fue una clase práctica de obstetricia: el paritorio estaba lleno de estudiantes, con el médico explicando cada maniobra que hacía. En realidad, me importaban poco tantos espectadores. Yo estaba a lo mío, a respirar, a hacer ese trabajo de la mejor manera.
No tardó en asomar la cabeza. En un tiempo sin epidural, el momento de la expulsión era el más liberador, el más sencillo.
Y allí estaba Diana. Magnífica y lustrosa, con los ojitos abiertos a un mundo por conocer, sanita, completa, perfecta. Volví a sentir el vacío de mi vientre desocupado, y una especie de miedo ante la incertidumbre de esa vida nueva que había salido de mi; la revolución loca de mis hormonas y el tremendo cansancio.
Pido a quien corresponda no olvidar nunca todo esto, porque recuerdos como este me hacen sentir de nuevo el momento, y está lleno de belleza.
Hoy hace cuarenta años de eso. Felicidades, hija.
miércoles, 14 de mayo de 2025
Tiempo de celindas
Hacia finales de curso, cuando la primavera mordía con su calor, una tapia grande, camino del cole, se cuajaba de celindas. Cada día, a la salida de clase, camino a casa, durante un tramo me acompañaba el aroma sutil y penetrante de las pequeñas flores, tan perfectas en sus pétalos de nieve, tan atrevidas con el amarillo de sus estambres. Había muchísimas y no me sentía una ladrona si arrebataba alguna a la pared, y así podía olerlas cuando dejaba atrás la tapia.
Tantos años después, cerca de mi casa de ahora, crece un arbusto de celindas. Esta vez sí me sentí un poco delincuente al robar tres florecillas, porque esa fragancia me devolvió a otro tiempo, a la persona que fui, a la niña que crecía sin saberlo, y no me pude resistir al delito. Las puse en un vasito con agua. Durante dos o tres días, me siguieron regalando su aroma. Me recordaron, de manera precisa, lo frágil que puede ser el recuerdo, y lo fuerte que permanece en la mente un olor, una sensación, una emoción. Tan presente, aún, en el tiempo de celindas.
miércoles, 26 de marzo de 2025
viernes, 21 de marzo de 2025
Frágil
viernes, 14 de marzo de 2025
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Así como toda flor se enmustia y toda juventud cede a la edad,
así también florecen sucesivos los peldaños de la vida;
a su tiempo aflora toda sabiduría, toda virtud,
mas no les es dado durar eternamente.
Es menester que el corazón, a cada llamamiento,
esté pronto al adiós y a comenzar de nuevo,
esté dispuesto a darse, animoso y sin duelos,
a nuevas y distintas ataduras.
En el fondo de cada comienzo hay un hechizo
que nos protege y nos ayuda a vivir.
Debemos ir serenos y alegres por la Tierra,
atravesar espacio tras espacio
sin aferrarnos a ninguno, cual si fuera una patria;
el espíritu universal no quiere encadenarnos:
quiere que nos elevemos, que nos ensanchemos
escalón tras escalón. Apenas hemos ganado intimidad
en un morada y en un ambiente, ya todo empieza a languidecer:
sólo quien está pronto a partir y peregrinar
podrá eludir la parálisis que causa la costumbre.
Aun la hora de la muerte acaso nos coloque
frente a nuevos espacios que debamos andar:
las llamadas de la vida no acabarán jamás para nosotros…
¡Ea, pues, corazón arriba! ¡Despídete, estás curado!
Hermann Hesse,
Las llamadas de la vida no acabarán jamás para nosotros…
domingo, 2 de marzo de 2025
Marzo
Marzo bajo la lluvia. Como si hubiera una nostalgia del invierno, estos días están siendo fríos.
Febrerillo, el loco, pasó atropelladamente, saturado de prisa, citas y decisiones, azotando al tiempo con la premura de sus días escasos.
En este camino hacia la inevitable primavera, vamos. El mundo está convulso, en manos de locos poderosos. Trato de no pensarlo. Cae el agua del cielo, bondadosa y queda, como si pudiera borrar el mal y el error. El aire está más limpio en mi ciudad. Brillan las hojas de los árboles.
lunes, 20 de enero de 2025
Primera persona
miércoles, 15 de enero de 2025
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martes, 14 de enero de 2025
Quizá la más querida