No me digas qué debo hacer.
No me digas lo que necesito.
No me digas
qué es lo mejor para mi
ni lo que debo amar
ni lo que he de buscar.
Yo ya sé todo eso.
O no, y no me importa.
Tú solo has de escucharme.
Oyeme, sé mi abrigo,
y que el tiempo decida
lo que tenga que ser.
Sara Royo
:)
ResponderEliminarBesos y salud
Besicos, Genin, gracias por tu visita.
ResponderEliminarUna extraña (por lo poco común) vocación, esa de ser abrigo que escucha.
ResponderEliminarLos abrigos, si ademas escuchan, son imprescindibles.
ResponderEliminarGracias por tu visita, esta es tu casa.
Precioso, abrigo y refugio, palabras que derriten el corazón más frío.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias por tus palabras y tu visita. Hacia tiempo de no leernos...
ResponderEliminarUn afectuoso saludo.