El otoño ha empezado a comportarse como tal y
llueve.
Llueve todo el rato, a veces con fuerza, como
con enfado, y otras mansamente, como si los angelicos estuvieran llorando (eso
decía mi tía, que los angelicos lloraban despacio y empapaban la tierra).
La lluvia vuelve espejo el empedrado de las
calles de mi ciudad. Se reflejan en el suelo las luces de la tarde cuando ya es
noche, ahora que tan pronto se termina la luz del día.
Para no mojarnos, caminamos bajo los soportales
de la calle Mayor, sin percatarnos de
que para eso fueron creados, para proteger personas y mercaderías de la lluvia.
Hay un bullebulle de gente, a pesar del mal tiempo. Esta es una ciudad
protectora y cómplice.
Hay hojas que navegan en los charcos. Pequeñas
naves sumisas, al capricho del agua.
Bajo la capucha, caminamos con diligencia.
Deprisita, para no empaparnos demasiado. La lluvia puede ser hermosa en una
tarde como esta. Es hermosa.
La lluvia limpia y hace mas luminosas las mañanas como hoy, de momento
ResponderEliminarHoy ha amanecido un dia radiante, con un cielo azul tan bonito, q dan ganas de perderse en algún bosque...
EliminarGracias por venir, un besico.
Cierto, la lluvia es hermosa, yo prefiero verla desde mi porche, es sentirla, pero sin mojarme... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Pues a veces es delicioso caminar bajo la lluvia.
EliminarBesicos.