Yo busco el calor
que deja la prosa de tu cuerpo
en las sillas vacías de los cafés,
como un negativo en un cuarto oscuro,
y no me duelen prendas en admitir
que lo hago tenaz, obsesivamente,
y lo hago, que Dios me perdone,
en los bancos de las iglesias,
en los muros de los jardines,
en los púlpitos desolados,
y en esa fuente donde crece,
como un ángel violento,
la hiedra del otoño
y el olvido:
el agua oscura de tu boca
profanando de noche mis sueños.
Miguel Paz Cabanas
¡Una via muy femenina! :)
ResponderEliminarBesitos y salud
Besicos, Genin, gracias por tu visita.
ResponderEliminarBuen poema.
ResponderEliminarSaludos.
Enorme poeta Miguel Paz Cabanas...
ResponderEliminarGracias por tu visita. Estas en tu casa.
Saludos.