Y de pronto, ví la luna.
Coloradita, pequeña, lejana en el cielo de terciopelo oscuro. Luna de sangre, del color que debe tener un corazón palpitante o esa rosa que regala a su amada un hombre enamorado.
Como si la noche entera fuera mía y para mí y me atrapara y me envolviera como la brisa fresca que soplaba, leve, acariciando.
El disco rojizo empezó a dejar paso a un mordisco de nieve y se iba acrecentando despacio, al ritmo de los planetas. Se iba blanqueando la luna y por fin volvió a su color de marfil y nata.
Yo me sentía bañada en su luz, renacida. Feliz.
Eclipse de luna, luna d sangre. Como la que galopa por las venas.
Luna de verano, qué lujo ha sido verte danzar.
Y a mi que se me olvidó buscar a Marte que estaba visible al lado... :(
ResponderEliminarBesos y salud
Yo lo vi. Brillando como loco al lado de la luna.
ResponderEliminarBesicos, gracias por venir.
Que lindo poema!
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen.
ResponderEliminarBienvenida, estas en tu casa.