sábado, 30 de noviembre de 2019

Con la tentación



Con la tentación de besar
la fría piedra de tu mañana,
la piel violenta y suave de tus pechos,
he regresado cansado
y expectante
para decir que te quiero.
Quiénes son ellos
para impedir que retire las espinas
que protegen tu alma
y murmure con furia
tu nombre amado.
He visto morir palomas y niños,
ennegrecerse las rosas,
suspirar desbocado el pulmón de la hiedra.
Más allá de los cerros fríos y las naves nocturnas,
no había nada.
En el mar,
la sangre poseía el tono púrpura
de la blasfemia
y en los camposantos,
coronados de amapolas,
no había espacio para la piedad.
Buscaré la belleza en el dolor,
te nombraré siempre,
sacrificaré mi escudo
y mi carisma
por rozar tus labios:
y solo entonces,
convertido en hiedra,
dejaré que la ceniza de los glaciares
pulverice mis ojos.

Miguel Paz Cabanas


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