sábado, 9 de junio de 2018

Un consejo



Nunca debes llamar a quien te ignora
ni llorar por quien jamás lo hará contigo.
Comprenderás que en el alma
de los otros
tu recuerdo no siempre es el primero.
Que en el olvido serás la voz dormida.
Y que ella sufrirá pensando en otro.
Y tú no serás nada. Solo un nombre
perdido en otros nombres e ignorado.
En las noches más largas los dolores
vendrán como se vienen las caricias
que no son nada ya. Solo el recuerdo
de un tiempo que escribisteis en la arena.
No fuiste nada, nada para ella.
un corazón doliente, la ternura
de escuchar el dolor que otro le causa
y que para ti es ahora la nostalgia.
No llama nunca. Ni lo hará. Por mucho
que sigas esperando en el rincón del frío
que alguna vez resuene en el teléfono
su nombre que te diga: te recuerdo.
Nunca sabrás por qué la amaste tanto
sin esperar ni siquiera una sonrisa.
Allí estás. Allí estabas como el niño
que espera los juguetes de la infancia.
Jamás será de ti. Maldita sea
la vida y la esperanza de tenerla.
Nunca te dará a ti lo que a otros diera.
Nunca vas a sentirla a tu costado.
Pero sé generoso. Deséale un buen puerto.
Que la amen como tú siempre la amaste.
Que no sufra su corazón por abandono.
Y envejezca feliz en otros brazos.
Deja, pues, que la vida la deshaga,
que la noche la pierda. Duerme ahora.
Bebe el trago más fuerte que consigas.
Y que la vida la castigue con tu olvido.

Rodolfo Serrano

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