El me mira como si yo fuera una aurora boreal, un revoloteo de nieve púrpura; como si yo fuera un milagro.
Creo que nunca antes nadie me miró así. Con tanta intensidad, tanto asombro, tanta alegría, tanta inocencia. Es preciosa su mirada y me hace sentir preciosa y única, irrepetible, importante. Porque él me mira y yo sé que me ve. De esa manera especial en que pueden ver solo los ángeles.
Ya, claro...
ResponderEliminarBesos y salud
Besicos, Genin, gracias por venir.
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