Y qué
hacer con la ternura.
Como
agua en una cesta
se escapa
por cada poro.
Sigue
un rastro de amapolas
en un
campo que no existe.
Se
empecina, se acurruca,
sobrevive
a cada noche.
Es
absurdamente dulce.
Animalillo
asustado
que
aún no ha aprendido a huir.
Ha
de llegar ese día
en que
sabremos, pequeña,
qué
hacer con tanta ternura.
Sara Royo
Hay que llenarse de ella para poderla repartir por doquier... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Seguramente tienes razón, Genín.
ResponderEliminarUn besico.