Hay un momento en el día, cuando el cielo arde con una belleza ígnea y explosiva, recortando siluetas de árboles y casas, abriendo los brazos al terciopelo oscuro de la noche.
Nunca he sabido por qué el atardecer me produce tanta pena.
Comparto desde aquí mis poemas con vosotros. Deseo que aniden en vuestros corazones, que sean bálsamo o elixir. Podéis llevarlos a otro lugar si os apetece, pero, por favor, citad su procedencia y a quien los escribió. Gracias.
Las imágenes de este blog son propias o pescadas en la red. Cuando sé la autoría, siempre la cito. Pero si ves alguna tuya y no quieres que esté, sólo dímelo y la quitaré.
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