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Volaba sin cesar, sin posarse en ningún sitio. 
La belleza azul de sus alas iba de uno a otro extremo de su jaula. Una jaula con plantas, flores, otras mariposas mas tranquilas o resignadas. 
Tanto vuelo contenido bajo la cúpula de cristal del pequeño microclima de su mundo cautivo. Tanto cielo abierto tras la puerta (solo una puerta), que nunca surcarán. 
Alas para volar alto, alto. 
Pero ellas no saldrán de esa habitación disfrazada de jardín. 
Solo la majestuosa mariposa azul parecía darse cuenta de su prisión. 
La gente decía que se estaba luciendo. Pero yo creo que buscaba la salida hacia la libertad.