A menudo
no sé nada.
Es como si
tanto error, tanta lágrima, tanto tiempo, no hubieran servido. Como si los
minutos y las horas vividas, los días y las noches, el morirse de risa o de
miedo, no hubieran dejado un mínimo rastro de sabiduría. Como si el amor y el
abandono, las amapolas y la lluvia, los veranos, los inviernos, los otoños, las
absurdas primaveras, estuvieran escritos sobre un encerado que alguien ha
borrado.
Pero luego
haces memoria y sí. Todo está ahí. Todo. Y me doy cuenta de cómo son las cosas.
Me ratifico en esta vida que respiro y agradezco cada día.
Me sigo
escondiendo, modificando, maquillando las ojeras, dejando ver lo que quiero que
se vea.
Normalmente,
nada es lo que parece.
Cierto, muchas veces, nada es lo que parece...
ResponderEliminarBesos y salud
Rara vez lo es...
EliminarGracias por venir, Genin, besicos.
Así es Sara. Nada es lo que parece y todo nos sirve, aunque algunos días solo veamos humo o niebla.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita.
Besicos muchos.
Me hace mucha ilusion tu visita. Gracias por venir, un besico.
EliminarTodo sirve, incluso las absurdas primaveras. Ganas de verte.
ResponderEliminarY yo ganas de verte a ti, querida amiga,
EliminarMuchos besos.