Ya no quedan genios saliendo de copas de ámbar,
ni siquiera de lámparas, o tazas de té.
Por eso,
en esta tarde agonizante,
cuando lo he visto en la playa,
asomando su cráneo de una boca roja,
le he pedido tres deseos:
que me quieras,
con tu médula y tu sed;
que me quieras,
con tu rabia y tu cintura;
que me quieras,
con tu piedad y tus labios;
pues no hay canciones en el mundo,
ni siquiera dioses ebrios,
que puedan concederme,
en esta noche triste y leve,
una pizca de amor.
Miguel Paz Cabanas
Al menos, Eugenios si quedamos :)
ResponderEliminarBesos y salud
Jajajajajjaaa
ResponderEliminarBesicos, gracias por venir.