Moverse siempre. Seguir hacia delante. A través de la tormenta, el frío o el verano. No detenerse más que el tiempo de descansar. Respirar, tender los brazos, a veces cerrar los ojos. Y continuar el camino, sonriendo, a ser posible. Porque va a llegar el momento de parar. Antes o después van a pararnos. Así que caminemos.
domingo, 18 de febrero de 2018
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Si, cierto, pero, no, gracias, yo estoy muy agustito ahora y no me movería ni por todo el oro del mundo,... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Pues es el momento de hacer justo lo q te apetezca. :)
ResponderEliminarBesicos, Genin.