martes, 7 de marzo de 2017

Pero a estas horas






Pero a estas horas
la noche vacía,
el dolor postergado,
pechos blancos
se pronuncian
bajo mallas
de acero,
en la fragilidad,
trémula y nupcial,
de una paloma 
con sangre en las alas.

Puedo imaginar
a una mujer caminando
hacia mí,
embrutecida por el tiempo,
como esos niños grises
que pierden el candor
en la penumbra
despiadada
de los hospicios.
Los hombres no merecen
mejor suerte,
pero ningún Dios
debería consentir
que las mujeres
perdiesen su belleza,
por efímera que fuese,
pues bajo su mirada
inabarcable
el mundo sería un infierno dulce, 
la única razón
para viajar sin maletas,
para burlar el destino,
en un reino de péndulos
y cielos salvajes.
Merodeo por las calles
mi soledad,
sueño a estas horas
mi soledad,
y espero con ansiedad
de pechos blancos,
que ella me ofrezca,
desde la convulsión
de las palomas,
el esmalte sórdido
de sus labios.

Miguel Paz Cabanas

2 comentarios:

  1. Que maravillosa combinación para dos, pechos blancos y soledad... :)
    Besos y salud

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  2. Gran escritor y poeta, Miguel Paz Cabanas.
    Gracias por venir, besicos.

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